domingo, 11 de octubre de 2015

Caballo de Troya - Tomo 3 - Las aventuras del Autor por encontrar el Diario del Mayor - Israel ( 35 )

Puede parecer pueril . El caso es que siempre he creído en la próximidad del << ángel de la guarda >>. Y en aquella ocasión , con más razón .
Fue el frío lo que me despabiló . Al recuperarme del topetazo me encontré boca abajo , con el rostro hundido en el barro . Intenté incorporarme  , pero la correa de la bolsa y un agudo dolor en la frente me detubieron en la misma postura
<< ¿ Qué había sucedido ? ¿ Dónde estaba ? >>
Moví las piernas y me asusté . Parte de mi cuerpo se hallaba sumergido en la charca .
<< ¡ Oh , Dios ! >>
Ahora lo entendía . Rememoré la escena de la rata , la enloquecida carrera sobre el travesaño y el golpe final . La Providencia , al quite , había permitido que cayera al borde de la ciénaga , junto a los escalones de basalto .
Me arrastre fuera del agua y , a trompicones , pasé al otro lado de la cerca  . Estaba empapado , sicio de lodo y , lo que era peor , abatido Caminé como un autómata  , remontando la pendiente  del subterraneo y no me detuve  hasta que , en el fondo del pozo , la tibia luz del día me bañó de pies a cabeza . Me deshice del equipo , contemplando mis ropas con desolación . El dolor seguía  latiendo en mi cabeza , aunque no era lo que más me preocupaba  . Me recosté contra la pared y cerré los ojos  , dejando que el sol templara mis nervios . Poco faltó para que rompiera  a llorar . Todo había sido en vano . Habia arriesgado la vida .... por nada . Allí en aquel infierno , solo había descubierto - una vez más - mi solemne torpeza y una ilimitada  capacidad de miedo . El enigma , el mayor y el Destino acababan de burlarse de mi . Descorazonado , sin ánimos para revisar siquiera las cámaras fotográficas , inicié una cansina ascensión por aquellos malditos e imborrables 150 peldaños . Jamás volvería a Hazor . Jamás ....
Pero la convulsa jornada no estaba concluida.
En las ruinas reinaba la paz . Una calma que yo había perdido . Bebí ansioso de la fresca brisa que bajaba del Hermón y , al pie de los carteles que anunciaban el Túnel , levanté los ojos hacia el celeste de los cielos  , agradeciendo que , despues  de todo , el buen Dios  y sus << intermediarios >> hubieran sido misericordiosos .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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