domingo, 11 de octubre de 2015

Caballo de Troya - Tomo 3 - Las aventuras del autor para encontrar el Diario del Mayor - Israel ( 34 )

<< ¡ Ahí esta ! ... ¡ Un poco más ! >>
Las fuerzas flaqueban . Tenía que llegar . Contuve el aliento y , apretando las mandíbulas  , gané un nuevo palmo . Pero inesperadamente  los dedos pisaron una nervuda y fría pata  . Creí morir . Despegué la mano derecha  y , en una reacción animal , adelantándome  a un posible ataque  , tensé los músculos  , izándome  a pulso hasta tocar la base inferior  del madero con el cráneo . No sé de donde  saqué las fuerzas y el coraje . Y entre convulsiones , aullando de rabia  y pánico , golpeé la oscuridad con el puño cerrado . Una de las descargas alcanzó de lleno a la rata  , arrojandola al vacío . Tuve el tiempo justo de agarrarme al travesaño , que osciló peligrosamente al aflojar la tensión .
El negro bulto cayó como un plomo , yendo a estrellarse contra mi bota izquierda . Y ágil y precisa , hundió sus uñas en el material , manteniendo el equilibrio sobre el empeine .
<< ¡ Oh , no ! >>
Lacé un alarido , pateando las tinieblas . Pero la rata , tan grande como mi pie , resistió las embestidas . Si aquella bestia trepaba  por el pantalón no tendría más remedio que soltarme del poste ...
Un hielo acerado subió por mi columna vertebral. Podía sentir sus uñas perforando la bota . Y noté cómo la pierna  izquierda , agotada , perdía fuerzas. Mi mente se negó a pensar . En segundos me había transformado en un loco salvaje  e irracional , dominado por el pavor . Me convulsioné , escupí y pateé a la rata con la bota derecha , inundando el túnel con una catarata de gritos y maldiciones . Medio aplastado , el animal cedió  , cayendo finalmente  a las aguas . Y presa de una inenarrable desesperación << volé >> casi hasta el mader vertical . Y a gatas , ajeno a toda preocupación , gimiendo y aullando , me deslicé por el travesaño horizontal sin el menor sentido de la orientación y del punto al que me dirigía .
Segundos después chocaba violentamente contra otro de los postes . Sólo recuerdo que , conmocionado , perdí el equilibrio . Y la temida imagen de la ciénaga me acompañó en la caída.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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