No es que sienta una especial debilidad por el dinero , pero al ver volar el segundo billete de cien dólares presentí que mi modesta economía acababa de sufrir un duro revés . << Bueno - me consolé - : aún me quedaba el recurso de las tarjetas de crédito ... >> Mi estancia en Israel podía ser larga y los gastos en estas investigaciones y peripecias son siempre cuantiosos . Pero mi confianza en la Divina Providencia -, y , repito , en sus << intermediarios >> es casi suicida . Así que , como digo , accedí a sus propósitos .
- ¡ Buen chico - clamó al fin Solimán .
Abrió de nuevo la cartera y , satisfecho , me ofreció lo que , en efecto , no era otra cosa que una reluciente y recien adquirida tarjeta postal de apenas 20 o 30 centavos de dólar .
Chasqueó el segundo billete y desconfiado , lo levantó hacia el parabrisas , verificando su autenticidad . Me miró curioso y complacido , estudiando mis reacciones .
En la postal aparecían las dos caras de una antiquísima moneda : un stater de plata , acuñado probablemente en la ciudad fenicia de Tiro durante el período persa . Es decir , en la cuarta centuria antes de Cristo .
Mi pulso se aceleró , dando por bien empleados los doscientos dólares .
- ¡ Dios santo ! - exclamé alborozado .
- ¿ Era lo que buscaba ? - me inerrogó feliz .
No supe y no pude responderle . La emoción me tenía preso . Aquello sí podía constituir una pista . Una valiosa pista ...
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
- ¡ Buen chico - clamó al fin Solimán .
Abrió de nuevo la cartera y , satisfecho , me ofreció lo que , en efecto , no era otra cosa que una reluciente y recien adquirida tarjeta postal de apenas 20 o 30 centavos de dólar .
Chasqueó el segundo billete y desconfiado , lo levantó hacia el parabrisas , verificando su autenticidad . Me miró curioso y complacido , estudiando mis reacciones .
En la postal aparecían las dos caras de una antiquísima moneda : un stater de plata , acuñado probablemente en la ciudad fenicia de Tiro durante el período persa . Es decir , en la cuarta centuria antes de Cristo .
Mi pulso se aceleró , dando por bien empleados los doscientos dólares .
- ¡ Dios santo ! - exclamé alborozado .
- ¿ Era lo que buscaba ? - me inerrogó feliz .
No supe y no pude responderle . La emoción me tenía preso . Aquello sí podía constituir una pista . Una valiosa pista ...
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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