viernes, 16 de junio de 2017

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 9 - Tercera semana en Bait Ids ( 38 )

La muerte se presentaría en cuestión de ninutos ; quizá , con suerte (?) , en horas . Y yo no podía hacer abolutamente nada . Me sentí fusredo , Man que eso : me sentí aplastado por la impotencia y por una tristeza infinita , como hacia mucho que no experimentaba . . Necesitaba alejarme de aquel lugar . Y pensé en regrear al olivar , o quizá a la cueva . Eché un vistazo a mi alrededorb . Fue entonces cuandob reparé en << Matador >>Casi lo había olvidado . Permanecía inmóvil , a escasa distancia . Y necesitado , como digo , de un respiro me alejé del niño y de los que lo rodeaban .
Aquel otro infeliz , porque de eso se trataba , sin duda , estaba muerto . La afilada piedra utilizada por la mendiga le había abierto la base del craneó . y allí seguí a, incustrada en el hueso occipital , relativamente proxíma a la nuca . De la mendiga , por cierto , ni rastro . Nadie se había preocupado del árabe , de momento . Y deduje que el resto e la banda o tardaría en volver . Aquel asunto no estaba cerrado ...
Y temí lo oeor . ¿ Debía convencer al Maestro para abandonar aquel lugar ? Aquello empezaba a tener mala cara .
El cielo siguió cubriéndose . La lluvia << dócil > > - la es-sara - , como la llamaban los badu , no tardaría en presentarse . ¿ Qué hacer ? El instinto tiraba de mí . Hubiera sido más prudente alejarse de la colina << 800 > > y retornar a nuestro hogar , en la cueva de la llave . Pero solo era un observador . No debía decidir .
Y en esos instantes , mientras me debatía entre estos pensamientos , oí aquella familiar voz . Era Jesús . Cantaba en hebreio . Me puse en pie y contemplé al grupo . Las mujeres acababan de regresar . Portaban el agua  y el aceite solicitado por Dgul . Habían extendido una esterilla de hoja de palma sobre el terreno y , al parecer , aguardaban la orden para atender al niño . Todos parecían desconcerados . Regresé junto al capataz y lo que vi también me dejó perplejo ...
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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