Me agaché y examiné el pasto . En aquel punto , Según Santiago , había plantado sus pies el resucitado . Desde allí le habló . Pero no encontré rastro alguno que revelara que la hierba , por ejemplo , de una cuarta de altura , hubiera soportado un peso de 80 kilos . Se hallaba erguida y brillante .
Por descontado , al no manejar conceptos comunes y corrientes , todo esra posible . Incluso , que el << ser de humo >> no pesara en absoluto ..
<< Sin embargo - me obstiné -, debería haber tronchado los tiernos tallos ... >>
- ¿ Seguro que fue aquí ?
El Hombre me escuchó sin comprender . Desvió los ojos hacia la peña del sepulcro , y como si tomase referencias , se situó en el lugar donde se encontraba en aquel preciso instante . Al Final , asintió rotundo :
- ¡ Seguro !
Era desconcertante . Los puntos por donde habíamos caminado presentaba un pasto lógicamente hollado . La tupida alfombra vegetal del huerto - habatida o inclinada - ponía de manifiesto nuestras trayectorias . En el corro << ocupado >< por el Maestro , en cambio , no descubrí una sola brizna aplastada .
De pronto , al advertir la espada de hierro , sin vaina , que ceñía bajo la faja , rememoré el extraño suceso ocurrido en la estancia de los Marcos . Mi cuestión le dejó perplejo . Entornó sus ojos , como si reconstruyera la escena , y acariciando la audaz y canosa barba , me facilitó un dato importante :
- Ahora que lo dices ... sí que sentí algo raro en el vientre .
Parecía como como si tirasen de mí hacia ël .
Era suficiente . El singular fenómeno de atracción de los objetos de hierro parecía repetirse . Y lo tuve muy presente , sobre todo a la hora del manejo de la << vara de Moisés >>.
De camino hacia la casa , Santigo hizo un comentario . Después , al conversar con David Zebedeo , fue plenamente ratificado .
- Hasta esa hora - manifestó con satisfacción -, Jesús había sido visto por mujeres nerviosas y poco creibles . Pero , como sentenció David , ahora era distinto : << tembién había sido visto por un hombre valeroso >>.
Autor J.J.benitez
Un abrazo
Antonio martinez
Por descontado , al no manejar conceptos comunes y corrientes , todo esra posible . Incluso , que el << ser de humo >> no pesara en absoluto ..
<< Sin embargo - me obstiné -, debería haber tronchado los tiernos tallos ... >>
- ¿ Seguro que fue aquí ?
El Hombre me escuchó sin comprender . Desvió los ojos hacia la peña del sepulcro , y como si tomase referencias , se situó en el lugar donde se encontraba en aquel preciso instante . Al Final , asintió rotundo :
- ¡ Seguro !
Era desconcertante . Los puntos por donde habíamos caminado presentaba un pasto lógicamente hollado . La tupida alfombra vegetal del huerto - habatida o inclinada - ponía de manifiesto nuestras trayectorias . En el corro << ocupado >< por el Maestro , en cambio , no descubrí una sola brizna aplastada .
De pronto , al advertir la espada de hierro , sin vaina , que ceñía bajo la faja , rememoré el extraño suceso ocurrido en la estancia de los Marcos . Mi cuestión le dejó perplejo . Entornó sus ojos , como si reconstruyera la escena , y acariciando la audaz y canosa barba , me facilitó un dato importante :
- Ahora que lo dices ... sí que sentí algo raro en el vientre .
Parecía como como si tirasen de mí hacia ël .
Era suficiente . El singular fenómeno de atracción de los objetos de hierro parecía repetirse . Y lo tuve muy presente , sobre todo a la hora del manejo de la << vara de Moisés >>.
De camino hacia la casa , Santigo hizo un comentario . Después , al conversar con David Zebedeo , fue plenamente ratificado .
- Hasta esa hora - manifestó con satisfacción -, Jesús había sido visto por mujeres nerviosas y poco creibles . Pero , como sentenció David , ahora era distinto : << tembién había sido visto por un hombre valeroso >>.
Autor J.J.benitez
Un abrazo
Antonio martinez
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