Traté de incorporarme . Pero un dolor afilado , entre ceja y ceja , me hizo renunciar . Apreté los puños y , cerrando los ojos , luché por calmarme y recordar .
- ¿ Qué ha sucedido ?
- Un mal golpe - replicó una voz .
De pronto , al comprender que había perdido mi cayado , me desembaracé de mis amigos , alzándome . Lancé una ojeada a mi alrededor . Seguía en el canáculo . Las candelas de aceite brillaban de nuevo y los discípulos , silenciosos , me observaban desde sus asientos . Entre tumbos , con las manos sobre el escandaloso hematoma que prosperaba en mi frente , fui aproximándome a la poltrona que había ocupado durante la << aparición >> . La << vara >> estaba en el suelo , semioculta por la mesa . Pero me detuve . Mi instinto , aunque bastante deteriorado , funcionó . No podía levantar sospechas . Después de aquel percance , si mi primer impulso quedaba materializado en la localización y recogida de una vulgar vara de peregrino , mis atentos y sagaces observadores quizá se hiciesen alguna que otra pregunta . debía obrar con naturalidad . Y aparentando una loca ansiedad , fui revisando las copas que continuaban sobre la << U >>.
- ¡ No , Jasón ! ... Ahora no te conviene beber.
Era María . Y con gran dulzura , ayudada por el muchacho , me condujo a uno de los bancos vacíos . Tomó una moneda , un denario de plata , la sumerjió en una cántara de miel y seguidamente la depositó sobre un lienzo previamente empapado en una mixtura de vino , aceite y áloe púrpura . Uno de los sirvientes aplastó el denario contra el hematoma mientras la señora lo sujetaba con el citado lienzo , anudando la venda sobre la zona occipital de mi cabeza . Sentí cierto alivio . Y tomando sus manos las besé . Aquella era una costumbre desconocida para los hebreos y María , desconcertada , se ruborizó hasta las pestañas .
Por indicación suya me dejé caer sobre el diván , reposando durante unos minutos . Cerré los ojos y , al momento , aquella figura de luz y aquella voz volvieron a la soledad y a la oscuridad de mi corazón . Traté de racionalizar el fenómeno . << Seguramente - pensé - todo ha sido debido al extremo índice de tensión que veniamos soportando ... >>.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
- ¿ Qué ha sucedido ?
- Un mal golpe - replicó una voz .
De pronto , al comprender que había perdido mi cayado , me desembaracé de mis amigos , alzándome . Lancé una ojeada a mi alrededor . Seguía en el canáculo . Las candelas de aceite brillaban de nuevo y los discípulos , silenciosos , me observaban desde sus asientos . Entre tumbos , con las manos sobre el escandaloso hematoma que prosperaba en mi frente , fui aproximándome a la poltrona que había ocupado durante la << aparición >> . La << vara >> estaba en el suelo , semioculta por la mesa . Pero me detuve . Mi instinto , aunque bastante deteriorado , funcionó . No podía levantar sospechas . Después de aquel percance , si mi primer impulso quedaba materializado en la localización y recogida de una vulgar vara de peregrino , mis atentos y sagaces observadores quizá se hiciesen alguna que otra pregunta . debía obrar con naturalidad . Y aparentando una loca ansiedad , fui revisando las copas que continuaban sobre la << U >>.
- ¡ No , Jasón ! ... Ahora no te conviene beber.
Era María . Y con gran dulzura , ayudada por el muchacho , me condujo a uno de los bancos vacíos . Tomó una moneda , un denario de plata , la sumerjió en una cántara de miel y seguidamente la depositó sobre un lienzo previamente empapado en una mixtura de vino , aceite y áloe púrpura . Uno de los sirvientes aplastó el denario contra el hematoma mientras la señora lo sujetaba con el citado lienzo , anudando la venda sobre la zona occipital de mi cabeza . Sentí cierto alivio . Y tomando sus manos las besé . Aquella era una costumbre desconocida para los hebreos y María , desconcertada , se ruborizó hasta las pestañas .
Por indicación suya me dejé caer sobre el diván , reposando durante unos minutos . Cerré los ojos y , al momento , aquella figura de luz y aquella voz volvieron a la soledad y a la oscuridad de mi corazón . Traté de racionalizar el fenómeno . << Seguramente - pensé - todo ha sido debido al extremo índice de tensión que veniamos soportando ... >>.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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