Tras asearme un poco y purificar mi aliento con uno de los << dentífricos >> de uso común en la época - una pimienta olorosa que se masticaba como los granos de anís - examiné mi frente . El hematoma había remitido considerablemente .
Y con un prudencial optimismo , después de una última mirada a aquel << cuarto de baño de lujo >> , me dirigí al patio .
Las trompetas de los levitas habían anunciado ya el nuevo día . Y como también era habitual , la señora de la casa y la servidumbre hacia rato que trajinaban . Entre canturreos , la molienda del trigo fue dando a su fin . María Marcos suspendió el tueste del grano y pasó a examinar mi frente . Le devolví el denario y el lienzo y , frotandose las manos con satisfacción , regresó sobre la plancha abombada en la que se cocían las apetitosas tortas de flor de harina .
Había tiempo de sobra , Así que , con sumo placer , acepté un hirviente cuenco de leche de cabra y me acomodé junto al fuego . La mañana , como apuntaba Eliseo , se presentaba fría .
Revisé mi atuendo y la bolsa con los << cuadrados astrológicos >> y , tras una larga reflexión sobre lo acontecido en la pasada jornada , me despedí de la familia , elogiando y agradeciendo su hospitalidad . Como suponía , pasarían unos cuantos días hasta que pudiera reunirme con ellos nuevamente . María me hizo prometer que no abandonaría Jerusalén sin antes pasar por su casa y dedicar unas horas a hablarle de mi familia . ¿ Mi familia ? Los hombres como yo - siempre solos , permanentemente descontentos y atormentados - no conocemos más familia que el suplicio de la soledad . Pero ¿ cómo podía explicarselo ?
Elías me abrazó como a un hermano y con un << hasta pronto >> , me lancé a las ya concurridas calles de la Ciudad Santa .
El cadin , en efecto , fuerte , frío y seco , azotaba Jerusalén . El aire y el cielo eran un cristal . Me arropé en el manto y , tras comunicar con el módulo que me dirigía al cuatel general romano y que quizá necesitase los servicios de Santa Claus , emprendí la marcha hacia la puerta de los Peces .
El nuevo y luminoso lunes , aunque algo más sosegado que el domingo , resultaría igualmente rico en sorpresas y experiencias .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Y con un prudencial optimismo , después de una última mirada a aquel << cuarto de baño de lujo >> , me dirigí al patio .
Las trompetas de los levitas habían anunciado ya el nuevo día . Y como también era habitual , la señora de la casa y la servidumbre hacia rato que trajinaban . Entre canturreos , la molienda del trigo fue dando a su fin . María Marcos suspendió el tueste del grano y pasó a examinar mi frente . Le devolví el denario y el lienzo y , frotandose las manos con satisfacción , regresó sobre la plancha abombada en la que se cocían las apetitosas tortas de flor de harina .
Había tiempo de sobra , Así que , con sumo placer , acepté un hirviente cuenco de leche de cabra y me acomodé junto al fuego . La mañana , como apuntaba Eliseo , se presentaba fría .
Revisé mi atuendo y la bolsa con los << cuadrados astrológicos >> y , tras una larga reflexión sobre lo acontecido en la pasada jornada , me despedí de la familia , elogiando y agradeciendo su hospitalidad . Como suponía , pasarían unos cuantos días hasta que pudiera reunirme con ellos nuevamente . María me hizo prometer que no abandonaría Jerusalén sin antes pasar por su casa y dedicar unas horas a hablarle de mi familia . ¿ Mi familia ? Los hombres como yo - siempre solos , permanentemente descontentos y atormentados - no conocemos más familia que el suplicio de la soledad . Pero ¿ cómo podía explicarselo ?
Elías me abrazó como a un hermano y con un << hasta pronto >> , me lancé a las ya concurridas calles de la Ciudad Santa .
El cadin , en efecto , fuerte , frío y seco , azotaba Jerusalén . El aire y el cielo eran un cristal . Me arropé en el manto y , tras comunicar con el módulo que me dirigía al cuatel general romano y que quizá necesitase los servicios de Santa Claus , emprendí la marcha hacia la puerta de los Peces .
El nuevo y luminoso lunes , aunque algo más sosegado que el domingo , resultaría igualmente rico en sorpresas y experiencias .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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