Unas empinadas escalinatas , alfombradas , como el resto de la habitación , con esteras , facilitaban el acceso a la misma . En el extremo opuesto , en el ángulo izquierdo , el pavimento había sido horadado . Me asomé curioso . Era un pocillo de unos treinta centímetros de diámetro que se comunicaba , por lo que pude deducir , con un sistema de alcantarillado , ya existente entonces en el Templo y áreas adyacentes del barrio bajo . El retrete - porque de eso se trataba - había sido rodeado con una tarima cuadrada de casi cincuentea centímetros de lado , que emergía como quien dice - , en un canastillo de fibra de palmera , se amontonaban varias esponjas . Éstas , junto con el agua depositada en las tinajas que se alineaban sobre la pared , debían constituir los << útiles >> para la necesaria limpieza tras la evacuación .
Un gran armario y una serie de alacenas practicadas en el muro completaban el recinto . En aquellos huecos , en perfecto orden , el usuario del << cuarto de aseo >> podía encontrar de todo : desde << barrillas >> y natrón , que hacían las veces de nuestro jabón , hasta piedra pómez y un sinfín de frasquitos dem vidrio y cerámica , con afeites y perfumes : puch para las cejas y pestañas y que los romanos llamaban stibium ( una sustancia de color azul negro a base de plomo ) ; hojas de al - kenna , que da una ceniza de una tonalidad amarilla oscura y que servía a las mujeres para pintar sus uñas y palma de las manos ; sikra para los labios y mejillas ; maceraciones de lirio en aceite ; ónice , llamado también << uñas olorosas >> ; nardo y el no menos fresco y fragante perfume de cinamomo y bálsamo de Jericó . Además , peines de madera y hueso , cucharas , espátulas y paletas de marfíl para extender los afeites y varios y redondos espejos de metal pulido con mangos primorosamente labrados en madera .
Los afilados y anchos cuchillos , que debían de servir al dueño de la casa para sus afeitados , apenas si ocupaban un riconcito entre semejante aesenal femenino . Como en nuestros días , la << invasión >> de las mujeres de entonces en los cuartos de baño era bien asumido por los hombres ...
Pero lo que más me llamó la atención de aquel << lugar secreto >> fue un pequeño cartel , colgado de una de las paredes . Más o menos rezaba así : << Cuanto más permanezcas aquí , más larga será tu vida . >> Minutos más tarde , al saludar a Elías , le pregunté sobre dicha leyenda . Y el hombre , sonriendo pícaramente , me aseguró que era un adagio extraido del Talmud .
- El Berakoth - añadió en tono de chanza - cuenta , incluso , que un viejo rabí llegaba a detenerse hasta veinticuatro veces en otros tantos << lugares secretos >> , en el camino entre su casa y la escuela en la que enseñaba .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Un gran armario y una serie de alacenas practicadas en el muro completaban el recinto . En aquellos huecos , en perfecto orden , el usuario del << cuarto de aseo >> podía encontrar de todo : desde << barrillas >> y natrón , que hacían las veces de nuestro jabón , hasta piedra pómez y un sinfín de frasquitos dem vidrio y cerámica , con afeites y perfumes : puch para las cejas y pestañas y que los romanos llamaban stibium ( una sustancia de color azul negro a base de plomo ) ; hojas de al - kenna , que da una ceniza de una tonalidad amarilla oscura y que servía a las mujeres para pintar sus uñas y palma de las manos ; sikra para los labios y mejillas ; maceraciones de lirio en aceite ; ónice , llamado también << uñas olorosas >> ; nardo y el no menos fresco y fragante perfume de cinamomo y bálsamo de Jericó . Además , peines de madera y hueso , cucharas , espátulas y paletas de marfíl para extender los afeites y varios y redondos espejos de metal pulido con mangos primorosamente labrados en madera .
Los afilados y anchos cuchillos , que debían de servir al dueño de la casa para sus afeitados , apenas si ocupaban un riconcito entre semejante aesenal femenino . Como en nuestros días , la << invasión >> de las mujeres de entonces en los cuartos de baño era bien asumido por los hombres ...
Pero lo que más me llamó la atención de aquel << lugar secreto >> fue un pequeño cartel , colgado de una de las paredes . Más o menos rezaba así : << Cuanto más permanezcas aquí , más larga será tu vida . >> Minutos más tarde , al saludar a Elías , le pregunté sobre dicha leyenda . Y el hombre , sonriendo pícaramente , me aseguró que era un adagio extraido del Talmud .
- El Berakoth - añadió en tono de chanza - cuenta , incluso , que un viejo rabí llegaba a detenerse hasta veinticuatro veces en otros tantos << lugares secretos >> , en el camino entre su casa y la escuela en la que enseñaba .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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