Era raro . No había nido s. ... Y me pareció raro porque era el que destacaba sobre el resto . A la hora de anidar , la encina ofrecía más garatías que el olivar o que los almendros .
Pero el << detalle >> fue olvidado ...
Pasó el tiempo , y no supe qué hacer . Caminé por la senda principal , hacia el este , pero tampoco fui capaz de localizarlo . Entre los olivos sólo vi silencio .
No quise alejarme . Podía regresar en cualquier momento , y desde cualquier dirección . La cueva se encontraba en el centro , prácticamente , de un total de seis colunnas .¿ Hacia dónde dirigirme ? Era más prudente esperar . No me hubiera gustado volver a perderlo , como ya sucedió en otras ocasiones.
Pensé en acercarme al poblado . El desayuno procedía de Beit Ids , con seguridad . ¿ O no ? Y empecé a dudar . ¿ Fue Jesús quien depositó el gebgeb junto a este explorador ? Y terminé desterrando la duda . Yo no ctría en genios , ni en las welieh ... Ése , además , era su estilo .
Y me refugié en la gruta a la , a la espera .
La repasé , una vez más , y sumé referencias . Me entretuve en medirla al detalle : 6,3 metros de anchura , por 14,57 de longitud , con una altura máxima de 3,2 metros .
Y a pesar de los esfuerzos , enpecé a notar un cierto nerviosismo . La situación no era normal . Eso me pareció .
Pero , decidido a no cometer nuevos errores , me entretuve con lo primero que se me ocurrió . Repasé mi saco de viaje . Le di vueltas al cilindro de acero , sin saber qué hacer con el , y dispuse tres antorchas , estratégicamente repartidas sobre la viga central . Las tablas de tola fueron el material perfecto . Arderían hasta el final , y con una luz limpia y olorosa .
Fue entonces , al manipular una de las teas , cuando la esferita de piedra que reposaba en la escudilla me hizo un guiño azul .
La tomé entre los dedos y sentí algo especial . No sé definirlo . Fue como si hablase . Aquel azul me resultaba familiar ...
Y movido por la curiosidad , salí al exterior , con el fin de examinarla con mayor precisión .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Pero el << detalle >> fue olvidado ...
Pasó el tiempo , y no supe qué hacer . Caminé por la senda principal , hacia el este , pero tampoco fui capaz de localizarlo . Entre los olivos sólo vi silencio .
No quise alejarme . Podía regresar en cualquier momento , y desde cualquier dirección . La cueva se encontraba en el centro , prácticamente , de un total de seis colunnas .¿ Hacia dónde dirigirme ? Era más prudente esperar . No me hubiera gustado volver a perderlo , como ya sucedió en otras ocasiones.
Pensé en acercarme al poblado . El desayuno procedía de Beit Ids , con seguridad . ¿ O no ? Y empecé a dudar . ¿ Fue Jesús quien depositó el gebgeb junto a este explorador ? Y terminé desterrando la duda . Yo no ctría en genios , ni en las welieh ... Ése , además , era su estilo .
Y me refugié en la gruta a la , a la espera .
La repasé , una vez más , y sumé referencias . Me entretuve en medirla al detalle : 6,3 metros de anchura , por 14,57 de longitud , con una altura máxima de 3,2 metros .
Y a pesar de los esfuerzos , enpecé a notar un cierto nerviosismo . La situación no era normal . Eso me pareció .
Pero , decidido a no cometer nuevos errores , me entretuve con lo primero que se me ocurrió . Repasé mi saco de viaje . Le di vueltas al cilindro de acero , sin saber qué hacer con el , y dispuse tres antorchas , estratégicamente repartidas sobre la viga central . Las tablas de tola fueron el material perfecto . Arderían hasta el final , y con una luz limpia y olorosa .
Fue entonces , al manipular una de las teas , cuando la esferita de piedra que reposaba en la escudilla me hizo un guiño azul .
La tomé entre los dedos y sentí algo especial . No sé definirlo . Fue como si hablase . Aquel azul me resultaba familiar ...
Y movido por la curiosidad , salí al exterior , con el fin de examinarla con mayor precisión .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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