miércoles, 24 de mayo de 2017

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 8 - Primera semana en Beit Ids ( 56 )

Me puese en camino , pero , al poco , aminoré la marcha , y las intenciones empezaron a flaquear . ¿ Qué podía decirle ? ¿ Que me habían robado unas muestras de sangre , cabellos y dientes ? ¿ Que eran las muestras de un Hombre -Dios y de su familia ? ¿ Que alguien , a su vez , pretendía robarlas y trasladarlas a otro << Ahora >> ? Ni siquiera estaba en condiciones de explicar qué era un acero especial maraning...
<< Justo castigo - pensaría el beduino -. Han robado a un ladrón ... >>
Además , si los badu eran rigurosos , y echaban mano al ladrón , su destino era la muerte . La ley de la sal , de la hospitalidad , era implacable . Si alguien del clan violaba la referida dorah , su suerte dependería de la benevolencia del jeque . Lo mínimo que podía ocurrir es que lo sacaran del poblado y le cortaran las manos .
Olvidé el asunto .
Lo haría a mi manera . Yo buscaría al ladrón ...
Demasiado tarde para dar la vuelta . Los saluki me salieron al encuentro , y el de color perla casi me arrastró hasta la casa principal . El Hombre de las vestiduras blancas me recibió , como siempre , con la fórmula habitual del saludo beduino , pero cortado por la mitad . Continuaba en el mismo lugar , bajo los olivos , frente al arco de la puerta , y con la larga cuerda entre los dedos . Hacía y deshacia nudos . Los galgos se tumbaron a su lado , y se repitió lo acostumbrado : ceremonia del Kafia , silencio y , después , las buenas noticias , si las había .
Empecé a sospechar algo raron . ¿ Por qué siempre permanecía en el mismo sitio ? No aparentaba sufrir ninguna dolencia que lo imposibilitara ...
Le hablé del Principe Yui , agradecí su dorah y , finalmente , me atrevín a hacer una pregunta , relacionada con la cueva . ¿ Alguien más tenía aceso a nuestro refugio  .
El sheikh parecía esperar el sutil interrogante . Retiró el vaporoso jerd que lo cubría y apuró otran taza de kafia . Me miró directamente y , sin rodeos , preguntó a su vez:
- ¿ Te han robado , o es que ... ?
La sorpresa me dejó mudo . Y el jeque comprendió . Bajó la cabeza , y a la luz de la mañana iluminó las largas pestañas azules .
¿ Cómo lo supo ?
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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