Alimenté el aburrido fuego , y esperé el alba . Hasta ese instante, todo fue silencio .
A las 6 horas y 38 minutos , los relojes de la nave indicaron el orto solar . Y se presentó un nuevo día , no menos intenso ...
Me armé de valor . Entré en la cueva y tomé lo necesario: la cesta , con los restos de la cena , las mantas y la escudilla de madera del Galileo .
Y antes de partir , me pasé brevemente por la caverna , a la búsqueda de algún otro indicio sospechoso . No detecté nada extraño . Los sacos de viaje continuaban colgados de la viga de roble . Pensé en cargar con ellos , pero , finalmente , desistí . Mi propósito era alcanzar la cumbre de la << 778 >> , e intentar ubicar al Maestro . Si tenía suerte y daba con Él , trataría de convencerlo para que retornara a la caverna . De lo contrario , esa misma tarde estaría de vuelta . No consideré oportuno trasladar dichos petates . Grave error ...
Entonces , al recoger la escudilla que reposaba sobre la paja , la esfera de la << nube >> azul brilló entre los dedos . ¿ Qué hacía con ella ? Decidí llevarla conmigo . Se la entregaría a su dueño y , de paso , preguntaría sobre el origen de la misma . Había empezado a tomarle cariño . La esfera destelló en azul , y comprendí . Era la forma de darme las gracias . La guardé en el ceñidor , con los dineros , y me alejé hacia el este . Poco después , sin perder de vista la << 778 >> , abandoné el camino principal , el que se dirigía a la población de El Hawi , y me adentré en los olivares , en dirección al gran peñasco pelado sobre el que vi caer (?) la << luz >> . Crucé entre las colinas << 661 >> y << 800 >> , y fui a topar con un par de rebaños de ovejas , peludas y de largas orejas , que me miraron sin pudor . Ambos eran guiados por sendos burros . Los asnos iban a lo suyo , y no se detubieron . Ésa era la la costumbre en Beit Ids y alrededores : al ganado lo manejaba un anagro , previamente adiestrado . Salvé un riachuelo , de aguas cristalinas , procedentes , al parecer , de la colina << 800 >> , y avisté mi objetivo : el peñasco de los diablos ...
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
A las 6 horas y 38 minutos , los relojes de la nave indicaron el orto solar . Y se presentó un nuevo día , no menos intenso ...
Me armé de valor . Entré en la cueva y tomé lo necesario: la cesta , con los restos de la cena , las mantas y la escudilla de madera del Galileo .
Y antes de partir , me pasé brevemente por la caverna , a la búsqueda de algún otro indicio sospechoso . No detecté nada extraño . Los sacos de viaje continuaban colgados de la viga de roble . Pensé en cargar con ellos , pero , finalmente , desistí . Mi propósito era alcanzar la cumbre de la << 778 >> , e intentar ubicar al Maestro . Si tenía suerte y daba con Él , trataría de convencerlo para que retornara a la caverna . De lo contrario , esa misma tarde estaría de vuelta . No consideré oportuno trasladar dichos petates . Grave error ...
Entonces , al recoger la escudilla que reposaba sobre la paja , la esfera de la << nube >> azul brilló entre los dedos . ¿ Qué hacía con ella ? Decidí llevarla conmigo . Se la entregaría a su dueño y , de paso , preguntaría sobre el origen de la misma . Había empezado a tomarle cariño . La esfera destelló en azul , y comprendí . Era la forma de darme las gracias . La guardé en el ceñidor , con los dineros , y me alejé hacia el este . Poco después , sin perder de vista la << 778 >> , abandoné el camino principal , el que se dirigía a la población de El Hawi , y me adentré en los olivares , en dirección al gran peñasco pelado sobre el que vi caer (?) la << luz >> . Crucé entre las colinas << 661 >> y << 800 >> , y fui a topar con un par de rebaños de ovejas , peludas y de largas orejas , que me miraron sin pudor . Ambos eran guiados por sendos burros . Los asnos iban a lo suyo , y no se detubieron . Ésa era la la costumbre en Beit Ids y alrededores : al ganado lo manejaba un anagro , previamente adiestrado . Salvé un riachuelo , de aguas cristalinas , procedentes , al parecer , de la colina << 800 >> , y avisté mi objetivo : el peñasco de los diablos ...
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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