No cabía duda . La peste a borrego que llenó la sala en cuestión de minutos y que parecía fluir de cada centímetro cuadrado de aquellos individuos confirmó mi primer pensamiento : eran pastores ; los controvertidos pastores de la Judea ...
- ¿ Y bién ? - preguntó Elías , dando a entender que esperábamos una explicación por tan brusco allanamiento .
El que se hallaba sentado , algo más locuaz que el otro , empezó por presentarse . Al parecer , salvo uno o dos de los presentes , nadie les conocia . Dijo llamarse Cleofás . El que le acompañaba era Jacobo , su hermano menor .
Sentí un estremecimiento . Estaba a punto de escuchar otra de las supuestas - ¿ o no debía emplear ya este término ? - apariciones del Maestro .
Tras un prolijo preambulo , en el que procuró congraciarse con los allí reunidos , asegurando que creía en Jesús y que por esta razón había sido echado de una de las sinagogas de su pueblo - Ammus -, el pastor explicó la razón de su presencia en Jerusalén . Como buenos creyentes , habían asistido a los sacrificios , ceremonias y demás festejos de la Pascua . Y esa misma tarde , faltando unas dos horas para el ocaso , partieron de la casa de José , el de Arimatea , rumbo a su cercana población , distante , como afirma Lucas , unos sesenta estadios .
¿ Unas dos horas antes del ocaso ? Hice cuentas , llegando a la triste conclusión que la pareja había partido de la mansión del sanedrita alrededor de las cuatro o cuatro y media . Teniendo en cuenta el tiempo necesario para cruzar Jerusalén , era muy verosímil que Clefás y Jacobo hubieran abordado el camino de Ammus no más allá de las cinco de la tarde . Y digo << trite conclusión >> porque mi entrada en la referida casa se produjo minutos más tarde .
Pero vayamos a lo que importa .
Los discópulos habían seguido las dilatadas explicaciones y circunloquios de los hermanos , sin saber a dónde querían ir a parar . En uno de los momentos de la exposición levante el rostro , buscando el de María Marcos o el de la de Magdala . Ésta se encontraba a mis espaldas y sólo pude distinguir el de la esposa de Alías . la mujer , sonriente , me hizo uno de sus típicos guiños de complicidad . Algo sabia .
Autor ; J,.J,benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
- ¿ Y bién ? - preguntó Elías , dando a entender que esperábamos una explicación por tan brusco allanamiento .
El que se hallaba sentado , algo más locuaz que el otro , empezó por presentarse . Al parecer , salvo uno o dos de los presentes , nadie les conocia . Dijo llamarse Cleofás . El que le acompañaba era Jacobo , su hermano menor .
Sentí un estremecimiento . Estaba a punto de escuchar otra de las supuestas - ¿ o no debía emplear ya este término ? - apariciones del Maestro .
Tras un prolijo preambulo , en el que procuró congraciarse con los allí reunidos , asegurando que creía en Jesús y que por esta razón había sido echado de una de las sinagogas de su pueblo - Ammus -, el pastor explicó la razón de su presencia en Jerusalén . Como buenos creyentes , habían asistido a los sacrificios , ceremonias y demás festejos de la Pascua . Y esa misma tarde , faltando unas dos horas para el ocaso , partieron de la casa de José , el de Arimatea , rumbo a su cercana población , distante , como afirma Lucas , unos sesenta estadios .
¿ Unas dos horas antes del ocaso ? Hice cuentas , llegando a la triste conclusión que la pareja había partido de la mansión del sanedrita alrededor de las cuatro o cuatro y media . Teniendo en cuenta el tiempo necesario para cruzar Jerusalén , era muy verosímil que Clefás y Jacobo hubieran abordado el camino de Ammus no más allá de las cinco de la tarde . Y digo << trite conclusión >> porque mi entrada en la referida casa se produjo minutos más tarde .
Pero vayamos a lo que importa .
Los discópulos habían seguido las dilatadas explicaciones y circunloquios de los hermanos , sin saber a dónde querían ir a parar . En uno de los momentos de la exposición levante el rostro , buscando el de María Marcos o el de la de Magdala . Ésta se encontraba a mis espaldas y sólo pude distinguir el de la esposa de Alías . la mujer , sonriente , me hizo uno de sus típicos guiños de complicidad . Algo sabia .
Autor ; J,.J,benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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