Unas bruscas y fuertes manos empujaron la doble hoja y , al momento , bajo el dintel , aparecieron dos individuos que no había visto en ninguna de mis exploraciones . Detras , entre cuchicheos mal contenidos , se adivinaban las menudas siluetas de María , la esposa de Elías , y de otras mujeres .
El gesto del << hijo del trueno >> y de los demás , arrojando los gladius sobre la < U >> , lo interpreté como una nueva falsa alarma .
Tras unos segundos de vacilación , el anfitrión hizo un ademán invitando a los hombres a que se acercaran . Al aproximarse a la débil y amarillenta luz de las candelas , sus atuendos me hicieron sospechar que se trataba de pastores o , quizá , porquerizos .
<< ¿ Pastores ? >>
Mi pulso se descompuso . ¿ Eran aquellos los hermanos de Emaús ¿
Uno de los recien llegados tomó asiento al lado del dueño , mientras su compañero y las hebreas - entre las que reconocí a Maria Magdalena - se repartían al rededor de la mesa . Los hebreos , como ocurriera con Simón Pedro poco antes , presentaban una respiración muy agitada . El sudor corría alarmantemente por sus frentes , haciendo brillar sus pieles curtidas y las negras y revueltas barbas . Parecían cansados . Uno de ellos , el que permanecía en pie , se deshizo del grueso e impermeable manto de pelo de camello que soportaba sobre los hombros , dejándolo en el suelo . La pieza era tan rígida y pesada que se quedó tiesa y vertical sobre la madera . En mis entrenamientos previos yo había tenido noticias de estos capotes , especialmente diseñados para el frío y la lluvia y que solian fabricarse en las tierras de Cilicia y Anatolia . Entre el ceñidor de cuero que abrazaba la tosca túnica de lana se distinguía la empuñadura de un enorme puñal . Al igual que su acompañante , aquel desconocido cubría sus piernas , hasta la altura de las rodillas , con unas polainas formadas por tiras tiras de cuero negruzco y mugriento . ( Aquella costumbre había sido introducida por los soldados romanos , quienes , a su vez , la habían importado de la Galia . )
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
El gesto del << hijo del trueno >> y de los demás , arrojando los gladius sobre la < U >> , lo interpreté como una nueva falsa alarma .
Tras unos segundos de vacilación , el anfitrión hizo un ademán invitando a los hombres a que se acercaran . Al aproximarse a la débil y amarillenta luz de las candelas , sus atuendos me hicieron sospechar que se trataba de pastores o , quizá , porquerizos .
<< ¿ Pastores ? >>
Mi pulso se descompuso . ¿ Eran aquellos los hermanos de Emaús ¿
Uno de los recien llegados tomó asiento al lado del dueño , mientras su compañero y las hebreas - entre las que reconocí a Maria Magdalena - se repartían al rededor de la mesa . Los hebreos , como ocurriera con Simón Pedro poco antes , presentaban una respiración muy agitada . El sudor corría alarmantemente por sus frentes , haciendo brillar sus pieles curtidas y las negras y revueltas barbas . Parecían cansados . Uno de ellos , el que permanecía en pie , se deshizo del grueso e impermeable manto de pelo de camello que soportaba sobre los hombros , dejándolo en el suelo . La pieza era tan rígida y pesada que se quedó tiesa y vertical sobre la madera . En mis entrenamientos previos yo había tenido noticias de estos capotes , especialmente diseñados para el frío y la lluvia y que solian fabricarse en las tierras de Cilicia y Anatolia . Entre el ceñidor de cuero que abrazaba la tosca túnica de lana se distinguía la empuñadura de un enorme puñal . Al igual que su acompañante , aquel desconocido cubría sus piernas , hasta la altura de las rodillas , con unas polainas formadas por tiras tiras de cuero negruzco y mugriento . ( Aquella costumbre había sido introducida por los soldados romanos , quienes , a su vez , la habían importado de la Galia . )
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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