miércoles, 9 de septiembre de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 2 - 9 de abril , domingo ( 154 )

A eso de las 19,30 horas  , uno de los criados  me sacó de tan negros  pensamientos . La cena estaba lista . Y a pesar de las protestas de la señora de la casa , colaboré en el transporte  de las escudillas  de madera  , rebosantes de un apetitoso y humeante guisado de lentejas  a las que María había añadido un pellizco de  jeezer , una variedad de romero silvestre  . Era curioso . Ignorando olimpicamente  las controvertidas opiniones de los << íntimos >> del Maestro , la familia  - gozosa y convencida de la realidad de la resurrección  - había  decidido celebrarlo por todo lo alto . Aquella cena  , en realidad , era una de las primeras manifestaciones  del regocijo y de la fe de los verdaderos creyentes . Y amén del delicioso primer plato , María i su gente se habían esforzado  por redondear el pequeño banquete  con una de las especialidades de la madre de Juan Marcos : los buñuelos  de miel : En una hornilla aparte , conforme iban consumiéndose  las lentejas  , la mujer , auxiliada  por uno de los sirvientes   , iba friendo en un ancho perol de hierro porciones de una masa , previamente elavorada  a base de harina , levadura , miel , huevos y leche de cabra . Alternativamente  , al tiempo que veía desaparecer los dorados y crujientes buñuelos , completaba el postre con otra no menos exquisita fritura : unas tortas , también de flor de harina , perfumada  con comino , canela , hierbabuena y hasta trocitos de langosta .
Estas viandas , así como varias bandejas repletas de higos  secos , dátiles y cidros  , fueron sucesivamente transportadas al cenáculo .
Yo me instalé  en uno de los extremos de la << U >> y , previamente  , tuve que someterme  al protocolo del lavado de los pies . Los criados  , diligentemente  , cumplieron con las obligadas normas de la hospitalidad oriental . Y aunque algunos de los discípulos  no estaban de humor  para tales abluciones  , lo cierto es que la suculenta cena  les hizo olvidar sus deiscrepancias  , reuniéndose todos en torno a la mesa  y devorando  en silencio los manjares  que iban llegando desde el patio . cada uno , de acuerdo también con la costumbre , devía lavarse sus propias manos . Bastaba con la derecha .
Las lámparas de aceite  fueron encendidas  en su totalidad y , quizá con la gratificante  intención  de alisar las angustias y tensiones de los apóstoles , Elías hizo  subir  de subir de su bodega unj excelente y espeso vino tinto , rico en alcoholy tanino , previamente  filtrado .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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