martes, 1 de septiembre de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 2 - 9 de abril , domingo ( 108 )

El tiempo apremiaba  , pero , aunque uno de mis << trabajos >> obligados en aquella jornada consistía  en la recuperación del micrófono  que había servido para la transmisión  de la << última cena >> , la información de la Magdalena  sobre las intenciones del jefe de los emisarios me puso en alerta . Aquello tampoco figuraba en los mrextos de los evangelistas . Y pensé  que quizá fuera útil e interesante  estar presente en dicha  reunión de los  << correos  >> . Después de todo , las siguientes y supuestas  apariciones del Cristo - siempre según los Evangelios  . no deberían  producirse hasta el atardecer  . Lo planeado por Caballo de Troya era tan sencillo como problematico  . Si fracasaba  en las primeras manifestaciones del resucitado  - como así  había sido - , debería dirigir mis esfuerzos  a la localización  de los discípulos  que menciona Lucas y que , según este relato , habitaban en un pueblo llamado Emaús  , a unos sesenta estadios de la Ciudad Santa  . Si el empeño volvía a naufragar  , la operación  había fijado mi inexcusable  presencia  en el que parecía  el último acontecimiento  << prodigioso >> de aquel domingo : la aparición en el cenáculo . En caso de fracaso , tenía por delante  otras oportunidades  : la que menciona Juan  , << ocho días despues y con la presencia  de Tomás  >> . o los intrigantes  sucesos de la Galilea . Pero estos últimos  acontecimientos  - que constituían nuestra fase final - quedaban aún muy lejos . De momento , como digo , mi preocupación  se centraba  en los discípulos de Emaús . Y antes de partir  hacia la casa de Nicodemo  , simulando un especial interes  por las mimbreras que , al parecer , crecían el la Ammaus  que cita Flavio Josefo  , hice algunas discretas preguntas entre los sirvientes de Elías Marcos  , enfocándolas fundamentalmente  en el sentido que me preocupaba  : la búsqueda  e identificación de << alguien >>  próximo al grupo de fieles del Nazareno , que viviera en dicha aldea  y que pudiera auxiliarma  en el falso cometido de la compra de mimbre .Como comerciante  no tenía nada de extraño  que hubiera puesto mis ojos  en el lucrativo  negocio de las referidas mimbreras . Me estaba terminantemente prohibido  hacer la la menor alusión sobre la supuesta  aparición en el camino hacia Ammaus o Emaús  y , consecuentemente  , debía practicar mis pesquisas con un celo exquisito .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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