Y faltando una media hora para el ocaso , el voluntarioso Santiago nos abandonó por segunda vez . Y quien esto esdribe se vio envuelto en una atmósfera nuevamente enrarecida por las circunstancias . Jacobo , desanimado , ni siquiera hizo mención de volver a su puesto de observaciónn en la terraza . Y permaneció sentado en el filo de la plataforma , observando a las mujeres y atrapado en un mar de procelosas reflexiones . Pero la poco recomendable atmósfera se extinguiría en minutos , merced - cómo no - a la acerada voluntad de aquella mujer , la Señora que no estaba dispuesta a ser devorada por el desaliento y , mucho menos , a permanecer impasible ante la desolación de los suyos .
Primero la vi subir al nivel y trastear con los enseres de la cocina . Pero , al reparar en la triste escena , soltó los platos y cuencos de madera con estrépito . Todos volvimos las cabezas , asustados . Y secándose las manos en los bajos de la túnica salvó los peldaños , acomodándose junto a la mesa de piedra . Y haciéndome una señal , exclamó :
- Jasón , prosigamos ...
La miré atónito . Al poco comprendí . La conversación con aquel curioso , incansable y a veces torpe y divertido griego era el mejor remedio para distraer la tristeza . Y la secundé encantado .
Al principio de esta nueva tanda de conversaciones , ni las hijas ni Jacobo demostraron un especial interés por la narración de la Señora . A lo largo de aquel año once , al igual que en el precedente , Jesús , el carpintero , prosiguió con su agotador trabajo en el taller . Cuidaba de sus hermanos , de su educación y velaba por la seguridad de << mamá María >>. En el fondo , los desacuerdos con la madre se veían equilibrados por el intenso amor que se profesaban .
- Una cosa eran sus ideas y las mias respecto al Mesías - dejó claro la mujer - y otra muy distinta nuestro mutuo amor .
En efecto , sin embargo , iba a cruzar un nuevo desierto en este período : el de su diecisiete cumpleaños
Autor :J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Primero la vi subir al nivel y trastear con los enseres de la cocina . Pero , al reparar en la triste escena , soltó los platos y cuencos de madera con estrépito . Todos volvimos las cabezas , asustados . Y secándose las manos en los bajos de la túnica salvó los peldaños , acomodándose junto a la mesa de piedra . Y haciéndome una señal , exclamó :
- Jasón , prosigamos ...
La miré atónito . Al poco comprendí . La conversación con aquel curioso , incansable y a veces torpe y divertido griego era el mejor remedio para distraer la tristeza . Y la secundé encantado .
Al principio de esta nueva tanda de conversaciones , ni las hijas ni Jacobo demostraron un especial interés por la narración de la Señora . A lo largo de aquel año once , al igual que en el precedente , Jesús , el carpintero , prosiguió con su agotador trabajo en el taller . Cuidaba de sus hermanos , de su educación y velaba por la seguridad de << mamá María >>. En el fondo , los desacuerdos con la madre se veían equilibrados por el intenso amor que se profesaban .
- Una cosa eran sus ideas y las mias respecto al Mesías - dejó claro la mujer - y otra muy distinta nuestro mutuo amor .
En efecto , sin embargo , iba a cruzar un nuevo desierto en este período : el de su diecisiete cumpleaños
Autor :J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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