Cruzamos el corredor como dos sombras , deteniéndonos al otro extremo , frente a la habitación que se habría al norte . Alguien aguardaba con la puerta entreabierta . Y en silencio se hizo a un lado . Débora me precedió . Durante unos instantes , temeroso , no supe qué partido tomar . ¿ Y si me hallaba ante una encerrona ? La << burrita >> , en cambio , no lo pensó dos veces . Y atrapandome por el manto , me arrastró al interior , al tiempo que maldecía sus suerte . El cuartucho , poco más o menos como el mío , se diferenciaba tan sólo por una ventana desnuda y bastante más desahogada que las troneras . Al pie del hueco se distinguía un jergón y en su cabecera , junto a una vasija y un jarro de bronce , la lanza amarilla y afilada de una llama , incomodada por la bríasa de la noche . La mujer que nos había franqueado el paso - la segunda meretriz que acompañaba a la moabita en la taberna - fue a sentarse sobre el lecho . Y Débora , entretanto , volvió a la puerta , espiando la desierta galería a través de una de los vaciados nudos del entablado . Aturdido traté de asomarme al ventanuco . La compañera de la moabita me lo impidió . ¿ Qué demonios ocurría ? Y Débora , confiando en el momentáneo silencio de la posada , me explicó con un hilo de voz que Heqet y los esbirros del saduceo tramaban lo peor . ¿ Qué significaba todo aquello ? Impaciente ante mi torpeza me hizo ver que su jefe , por alguna razón que ignoraba , había salido precipitadamente del albergue , regresando con cuatro de los incondicionales y viciosos sirvientes de Ismael . Reunidos en la taberna , ella y su amiga habían tenido que servirles , descubriendo así los regpunantes planes del egipcio . Las órdenes del posadero eran tajantes : << acuchillar al griego y hacer desaparecer el cadáver >>. No había tiempo que perder . Y señalandome la ventana me invito a huir .
Conmovido ante la generosidad y valentía de las << burritas >> no supe que responder . Y Débora , apremiandome , resumió y justificó su actitud con una frase :
- Pocos hombres hubieran hecho por mí lo que tú en la taberna .
- pero , ¿ qué será de vosotras ?
No hubo respuesta . El crujido del entarimado de la galería la dejó en suspenso . Y la mujer , llevando su dedo indice izquierdo a los castigados labios aconsejó silencio . Alguien había irrumpido en el corredor .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Conmovido ante la generosidad y valentía de las << burritas >> no supe que responder . Y Débora , apremiandome , resumió y justificó su actitud con una frase :
- Pocos hombres hubieran hecho por mí lo que tú en la taberna .
- pero , ¿ qué será de vosotras ?
No hubo respuesta . El crujido del entarimado de la galería la dejó en suspenso . Y la mujer , llevando su dedo indice izquierdo a los castigados labios aconsejó silencio . Alguien había irrumpido en el corredor .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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