Pero Él lo vivía y lo explicaba con una lógicay naturalidad que infundían miedo . Santiago y yo lo comentamos muchas veces : si las ideas de Jesús llegaban a oídos del consejo podía ser fulminado . Decía , incluso , que << nuestro Padre >> amaba lo feo , lo impuro y lo deforme . Nos mostraba una flor , un trozo de madera de su taller oa su perro y exclamaba entusiasmado : << ¿ Sabéis de hombre alguno que haya logrado una perfección semejante ? >>
>> Algunas veces le preguntamos por el rostro de ese Dios . Nos miraba con dulzura y decía << ¿ Podéis describirme el de la música ? ¿ Qué facciones tiene el amor ? ¿ Quién será capaz de dibujar la cara de la sabiduría ? ¿ Tiene ojos la ternura o la tolerancia o la fidelidad ? Pues bien hermanos míos , así es el Padre de los cielos : sin rostro y con los mil rostyros de la belleza , del perdón , de la risa , del poder , de la paz y , sobre todo , de la misericordia .
Para quien esto escribe , el hallazgo en el alma humana de Jesús de un Dios - Padre tan opuesto a la concepción judía era ya un aviso . Él tenía muy claro que una de sus grandes misiones consistiría en intentar deshacer el error . La humanidad arrastraba en aquel tiempo la negra cadena de mil dioses o , en el mejor de los casos , de un único Dios ( Yavé ) , que nada tenían que ver con ese concepto de filiación divina . De ahí a la plena toma de conciencia de su naturaleza celeste había sólo un paso .
y , de pronto , el familiar y casero aroma del aceite de oliva al fuego fue adueñándose del recinto . Las mujeres , en lo alto de la plataforma , se agitaban de un lado a otro , abriendo el arcón , troceando verduras y vigilando la madera que alimentaba el fogón . De vez en vez pasaban a nuestro lado , dirigiéndose al rincón de las ánforas o al corral . Y retornaban a la << cocina >> con pequeños cántaros de agua o manojos de cebollas y ajos . Y el clima entró en una sosegada y relajante paz . Ruth , a petición de su hermano , dejó sobre la roca una jarra de barro cocido . Y el vino fue acompañado con una escudilla repleta de aceitunas en vinagre y una porción de insectos , desecados << a la sal >> , que , al carecer de sus membranosas alas , me costó reconocer . Se trataba de uno de los << aperitivos >> más usuales entre las gentes de humilde condición : langostas de robustas patas que , muy a mi pesar , tuve que degustar . La hospitalidad de los orientales tenía esta servidumbre . Rechazar lo único que tenían y que brindaban de todo corazón hubiera sido una grave afrenta .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
>> Algunas veces le preguntamos por el rostro de ese Dios . Nos miraba con dulzura y decía << ¿ Podéis describirme el de la música ? ¿ Qué facciones tiene el amor ? ¿ Quién será capaz de dibujar la cara de la sabiduría ? ¿ Tiene ojos la ternura o la tolerancia o la fidelidad ? Pues bien hermanos míos , así es el Padre de los cielos : sin rostro y con los mil rostyros de la belleza , del perdón , de la risa , del poder , de la paz y , sobre todo , de la misericordia .
Para quien esto escribe , el hallazgo en el alma humana de Jesús de un Dios - Padre tan opuesto a la concepción judía era ya un aviso . Él tenía muy claro que una de sus grandes misiones consistiría en intentar deshacer el error . La humanidad arrastraba en aquel tiempo la negra cadena de mil dioses o , en el mejor de los casos , de un único Dios ( Yavé ) , que nada tenían que ver con ese concepto de filiación divina . De ahí a la plena toma de conciencia de su naturaleza celeste había sólo un paso .
y , de pronto , el familiar y casero aroma del aceite de oliva al fuego fue adueñándose del recinto . Las mujeres , en lo alto de la plataforma , se agitaban de un lado a otro , abriendo el arcón , troceando verduras y vigilando la madera que alimentaba el fogón . De vez en vez pasaban a nuestro lado , dirigiéndose al rincón de las ánforas o al corral . Y retornaban a la << cocina >> con pequeños cántaros de agua o manojos de cebollas y ajos . Y el clima entró en una sosegada y relajante paz . Ruth , a petición de su hermano , dejó sobre la roca una jarra de barro cocido . Y el vino fue acompañado con una escudilla repleta de aceitunas en vinagre y una porción de insectos , desecados << a la sal >> , que , al carecer de sus membranosas alas , me costó reconocer . Se trataba de uno de los << aperitivos >> más usuales entre las gentes de humilde condición : langostas de robustas patas que , muy a mi pesar , tuve que degustar . La hospitalidad de los orientales tenía esta servidumbre . Rechazar lo único que tenían y que brindaban de todo corazón hubiera sido una grave afrenta .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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