En el supuesto de que la causa fuera aceptada , los jueces deberían movilizar a los testigos de una y otra parte . Eso requería tiempo . Resultaba más inteligente esperar y no obrar con precipitación.
- Después de todo - recordó el cabeza de familia con una ingenuidad conmovedora -, no he cometido blasfemia alguna . Sencillamente , me he limitado a repetir las palabras de mi Hermano Y Maestro ...
Jacobo no perdonó la sutileza .
Repetir no . Querras decir , ratificar .
Pero la Señora de la casa no estaba dispuesta a soportar otra batalla dialéctica . Y zanjando la borrasca con un imperativo << es hora de cenar >> , abandonó la mesa y conversación , seguida de sus hijas . Y este explorador , movido por un resorte , se puso igualmente en pie , dispuesto a regresar a la posada . Y cuando procedía a despedirme de los hombres , María suspendió el atizado del fogón y , señalando la mesa de piedra con su dedo índice izquierdo , me suplicó que aceptara la hospitalñidad de aquella humilde casa . Y antes de que pudiera reaccionar , exclamó pícara y oxigenante :
- He pensado darte una sorpresa .... Siéntate , Jasón . Aquí eres bien venido . Y tú , Santiago , alegra esa cara . Y hazme un favor : ete griego entrometido ( a quien Dios bendiga ) está empeñado en saber lo de los zelotas . Sigue tú ...
El Galileo abrió los ojos espantado .
- ¿ Los zelotas ? ¿ Están aquí ?
Jacobo , sonriendo con benevolencia , pasó a explicarme de qué se trataba y en qué punto nos habíamos apeado de la conversación . Y con no demasiado entusiasmo , abrumado quizá por la incierta suerte del Zebedeo , pasó a referir la segunda parte de la historia de los gurrilleros
Asumida la decisión de no participar en el movimiento de liberación , Jesús se vio envuelto en lo que podiamos definir como la << resaca de un temporal >> sus enemigos << los de siempre >> jamás le perdonaron el desplante . Y lejos de apaciguarse , los ánimos siguieron encontrados . Desde aquel año , el ambiente en la recóndita Nazaret fue enrareciéndose lenta pero inexorablemente .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
- Después de todo - recordó el cabeza de familia con una ingenuidad conmovedora -, no he cometido blasfemia alguna . Sencillamente , me he limitado a repetir las palabras de mi Hermano Y Maestro ...
Jacobo no perdonó la sutileza .
Repetir no . Querras decir , ratificar .
Pero la Señora de la casa no estaba dispuesta a soportar otra batalla dialéctica . Y zanjando la borrasca con un imperativo << es hora de cenar >> , abandonó la mesa y conversación , seguida de sus hijas . Y este explorador , movido por un resorte , se puso igualmente en pie , dispuesto a regresar a la posada . Y cuando procedía a despedirme de los hombres , María suspendió el atizado del fogón y , señalando la mesa de piedra con su dedo índice izquierdo , me suplicó que aceptara la hospitalñidad de aquella humilde casa . Y antes de que pudiera reaccionar , exclamó pícara y oxigenante :
- He pensado darte una sorpresa .... Siéntate , Jasón . Aquí eres bien venido . Y tú , Santiago , alegra esa cara . Y hazme un favor : ete griego entrometido ( a quien Dios bendiga ) está empeñado en saber lo de los zelotas . Sigue tú ...
El Galileo abrió los ojos espantado .
- ¿ Los zelotas ? ¿ Están aquí ?
Jacobo , sonriendo con benevolencia , pasó a explicarme de qué se trataba y en qué punto nos habíamos apeado de la conversación . Y con no demasiado entusiasmo , abrumado quizá por la incierta suerte del Zebedeo , pasó a referir la segunda parte de la historia de los gurrilleros
Asumida la decisión de no participar en el movimiento de liberación , Jesús se vio envuelto en lo que podiamos definir como la << resaca de un temporal >> sus enemigos << los de siempre >> jamás le perdonaron el desplante . Y lejos de apaciguarse , los ánimos siguieron encontrados . Desde aquel año , el ambiente en la recóndita Nazaret fue enrareciéndose lenta pero inexorablemente .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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