La cara superior superior de dicho prisma presentaba un orificio , en forma de embudo , por el que se introducía el cereal. Para desplazarlo, labor nada cómoda a juzgar por el peso de la mole basáltica, había sido dispuesto un delgado pero sólido palo cilíndrico de roble , de medio metro de longitud , perfectamente ajustado en dos hendiduras practicadas en los extremos de la mencionada cara superior del cubo . Para la obtención de la harina , por tanto , era menester arrastrar el prisma arriba y abajo , frotando ambas piezas . . ¿ Cuántas veces habría comtemplado Jesús la enojosa pero necesaria operación ? Quizá el mismo lo hubiera manejado en muchos amaneceres .... Y no pude evitar una dulce y relampagueante emoción .
El horno , con claros signos de no haber sido encendido en días o semanas , me recordó una colmena de piedra , antaño primorosamente blanqueado y ahora devorado por estrechas lenguas de hollín que escapaban como una negra estrella por la boca situada al pie .
A mi izquierda , adosada al muro más corto , descubrí una curiosa construcción en madera . Los cinco por dos metros habían sido aprovechados para la ubicación de un palomar . El << albergue >> se hallaba dispuesto en tres << pisos >> , meticulosamente cerrados con tablas y un tenzado de junquillos y divididos , a su vez , en cuatro departamentos o celdas por planta , con la correspondiente puertecillas o << gateras>> . María , << la de las palomas >> ... Allí estaba la explicación al sobrenombre que distinguía a la Señora . En lo alto del palomar y en su interior dormitaban o zureaban algunas de sus queridas aves . No demasiadas , a decir verdad .
El resto del patio , pavimentado a base de una tierra sucia y batida , presentaba la misma y lamentable cara de abandono . Junto a la pared en la que se abría la cancela reposaban un abrevadero de piedra y un pesebre de madera , con pies en forma de << tijera >> . Y frente a ellos , separado por un estrecho corredor que llevaba al palomar , un paño de tierra de tres metros escasos de lado que , tiempo atras , pudo ser un huerto y que ahora sembrado de tinajas , cestos y algunos aperos de labranza encendidos por la herrumbre , se había convertido casi en un estercolero , ajusticiado por el negro zigzagueo de las moscas . La reciente tragedia , como una muda represalia de lo inanimado , podía adivinarse incluso en el triste desorden del lugar . Aquél por supuesto , no era el << estilo >> de la Señora ...
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
El horno , con claros signos de no haber sido encendido en días o semanas , me recordó una colmena de piedra , antaño primorosamente blanqueado y ahora devorado por estrechas lenguas de hollín que escapaban como una negra estrella por la boca situada al pie .
A mi izquierda , adosada al muro más corto , descubrí una curiosa construcción en madera . Los cinco por dos metros habían sido aprovechados para la ubicación de un palomar . El << albergue >> se hallaba dispuesto en tres << pisos >> , meticulosamente cerrados con tablas y un tenzado de junquillos y divididos , a su vez , en cuatro departamentos o celdas por planta , con la correspondiente puertecillas o << gateras>> . María , << la de las palomas >> ... Allí estaba la explicación al sobrenombre que distinguía a la Señora . En lo alto del palomar y en su interior dormitaban o zureaban algunas de sus queridas aves . No demasiadas , a decir verdad .
El resto del patio , pavimentado a base de una tierra sucia y batida , presentaba la misma y lamentable cara de abandono . Junto a la pared en la que se abría la cancela reposaban un abrevadero de piedra y un pesebre de madera , con pies en forma de << tijera >> . Y frente a ellos , separado por un estrecho corredor que llevaba al palomar , un paño de tierra de tres metros escasos de lado que , tiempo atras , pudo ser un huerto y que ahora sembrado de tinajas , cestos y algunos aperos de labranza encendidos por la herrumbre , se había convertido casi en un estercolero , ajusticiado por el negro zigzagueo de las moscas . La reciente tragedia , como una muda represalia de lo inanimado , podía adivinarse incluso en el triste desorden del lugar . Aquél por supuesto , no era el << estilo >> de la Señora ...
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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