Santiago, convencido de lo inutil de su persecución , no tardó en reunirse conmigo . Y al verme en cuclillas frente al ato , revisando el contenido , se situó a mi lado , examinándolo con identica curiosidad . Al comprobar la naturaleza del mismo me miró sin comprender . Y antes de proporcionarle una explicación le formulé una única pregunta
- ¿ Esbirros del saduceo ?
Perplejo vino a reconocer que << era más que probable >>.
- ¿ Cómo lo has adivinado ?
Y mostrándole las sandalias que se escondían en el hato le indiqué que el calzado en cuestión era de mi propiedad y que , a todas luces , lo habían sustraido de la habitación de la posada . Indignado hizo mención de entrar en el albergue y denunciar al << rana >> . Prudentemente le aconsejé que frenara sus impulsos . Aunque la verdad es que alguien - presumiblemente los dos individuos dados a la fuga - se había deslizado deslizado hasta mi saco de viaje , tomando las delicadas sandalias << electrónicas >> , en esos momentos ignorábamos la identidad de los ladrones y , lo que era más importante , si el enano era o no cómplice del hurto . Santiago aceptó a regañadientes mis sensatas recomendaciones y vino a formular la pregunta clave :
- ¿ Por qué a ti ? ¿ Qué tienes tú que ver con las amenazas que flotan sobre mi familia ?
No supe responderle . De todas formas , meditando con lógica , el problema no era tan hermético . Ismael , el sacerdote , sabía de mi existencia . Me había visto junto a Jacobo y Santiago . Y dado su retorcido y venenoso proceder , no tenía nada de particular que deseara averiguar quién era aquel extranjero y a santo de qué se había presentado en el pueblo , al lado de la odiada familia del Galileo . Pero estas reflexiones quedaron en mi corazón . Y agradeciendo muy sinceramente el favor prestado por el galileo le animé a retornar a su casa .
- Una vez en el albergue - manifesté sin demasiada convicción -, mi seguridad no corre peligro ..
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
- ¿ Esbirros del saduceo ?
Perplejo vino a reconocer que << era más que probable >>.
- ¿ Cómo lo has adivinado ?
Y mostrándole las sandalias que se escondían en el hato le indiqué que el calzado en cuestión era de mi propiedad y que , a todas luces , lo habían sustraido de la habitación de la posada . Indignado hizo mención de entrar en el albergue y denunciar al << rana >> . Prudentemente le aconsejé que frenara sus impulsos . Aunque la verdad es que alguien - presumiblemente los dos individuos dados a la fuga - se había deslizado deslizado hasta mi saco de viaje , tomando las delicadas sandalias << electrónicas >> , en esos momentos ignorábamos la identidad de los ladrones y , lo que era más importante , si el enano era o no cómplice del hurto . Santiago aceptó a regañadientes mis sensatas recomendaciones y vino a formular la pregunta clave :
- ¿ Por qué a ti ? ¿ Qué tienes tú que ver con las amenazas que flotan sobre mi familia ?
No supe responderle . De todas formas , meditando con lógica , el problema no era tan hermético . Ismael , el sacerdote , sabía de mi existencia . Me había visto junto a Jacobo y Santiago . Y dado su retorcido y venenoso proceder , no tenía nada de particular que deseara averiguar quién era aquel extranjero y a santo de qué se había presentado en el pueblo , al lado de la odiada familia del Galileo . Pero estas reflexiones quedaron en mi corazón . Y agradeciendo muy sinceramente el favor prestado por el galileo le animé a retornar a su casa .
- Una vez en el albergue - manifesté sin demasiada convicción -, mi seguridad no corre peligro ..
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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