A la mañana siguiente , consumada la ceremonia de aceptación de Santiago como miembro de pleno derecho en la comunidad de Israel , los hermanos , de regreso a Betania , hicieron un alto en la falda occidental del monte de los Olivos . Y durante un tiempo , el recién estrenado ciudadano se deshizo en elogios y alabanzas hacia la explendorosa Jerusalén .
- Jesús , en cambio , no abrió la boca . Miraba la ciudad y callaba . No fue posible abrir su corazón . Y a partir de esa mañana se tornó silencioso y taciturno . Más aún : nada más entrar en la casa de Lázaro me comunicó que debíamos volver a Galilea . Y yo , casi de rodillas , le supliqué que esperásemos un día más . Quería volver al templo y asistir a las discusiones de los doctores de la ley . Y Jesús , acariciando mis cabellos , sonrió con cierta tristeza , aceptando . ¿ Sabes una cosa ? No le dije toda la verdad ...
- ¿ Le mentiste ?
Santiago se sonrojó .
- Más o menos . Era cierto que deseaba contemplar a los sabios . Lo que me guardé fue que me moría de ganas de verle discutir con ellos .
- ¡ Repugnante constructor de yugos ! - le amonestó Jacobo carñosamente-. Sólo a ti se te podía ocurrir una cosa semejante ?
Sin embargo , las secretas intenciones de Santiago se verían frustadas . Jesús , en efecto , le acompañó al templo y permanecieron largo rato escuchando las discusiones . Pero , a pesar de las indirectas de su hermano , el Hijo del Hombre se mantuvo al margen.
- Yo le miraba y no terminaba de entender . Estaba triste . Lo que oímos alli no debió de gustarle . Aquello no era lo que me había contado mi madre . Y al final , muerto de curiosidad , le pregunté por qué no se había decidido a intervenir . Su respuesta , tantas veces escuchada en las discusiones con mamá María , me dejó como antes : << No ha llegado mi hora . >> Y pasando su brazo sobre mis hombros nos dirigimos a Betania .
Al dá siguiente , al alba , abandonaban la aldea , dirigiéndose a Nazaret por el camino del Jordán- Fue en ese viaje de regreso a casa cuando Jesús , al relatarme lo ocurrido en su primera peregrinación a la Ciudad Santa , cuando sólo contaba doce años , se puso especialmente serio y me hizo prometer que , si Él faltaba algún día , yo velaría por los más pequeños .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
- Jesús , en cambio , no abrió la boca . Miraba la ciudad y callaba . No fue posible abrir su corazón . Y a partir de esa mañana se tornó silencioso y taciturno . Más aún : nada más entrar en la casa de Lázaro me comunicó que debíamos volver a Galilea . Y yo , casi de rodillas , le supliqué que esperásemos un día más . Quería volver al templo y asistir a las discusiones de los doctores de la ley . Y Jesús , acariciando mis cabellos , sonrió con cierta tristeza , aceptando . ¿ Sabes una cosa ? No le dije toda la verdad ...
- ¿ Le mentiste ?
Santiago se sonrojó .
- Más o menos . Era cierto que deseaba contemplar a los sabios . Lo que me guardé fue que me moría de ganas de verle discutir con ellos .
- ¡ Repugnante constructor de yugos ! - le amonestó Jacobo carñosamente-. Sólo a ti se te podía ocurrir una cosa semejante ?
Sin embargo , las secretas intenciones de Santiago se verían frustadas . Jesús , en efecto , le acompañó al templo y permanecieron largo rato escuchando las discusiones . Pero , a pesar de las indirectas de su hermano , el Hijo del Hombre se mantuvo al margen.
- Yo le miraba y no terminaba de entender . Estaba triste . Lo que oímos alli no debió de gustarle . Aquello no era lo que me había contado mi madre . Y al final , muerto de curiosidad , le pregunté por qué no se había decidido a intervenir . Su respuesta , tantas veces escuchada en las discusiones con mamá María , me dejó como antes : << No ha llegado mi hora . >> Y pasando su brazo sobre mis hombros nos dirigimos a Betania .
Al dá siguiente , al alba , abandonaban la aldea , dirigiéndose a Nazaret por el camino del Jordán- Fue en ese viaje de regreso a casa cuando Jesús , al relatarme lo ocurrido en su primera peregrinación a la Ciudad Santa , cuando sólo contaba doce años , se puso especialmente serio y me hizo prometer que , si Él faltaba algún día , yo velaría por los más pequeños .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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