Débora se abalanzó sobre la puerta , tratando de controlar el oscuro lugar . Al punto , girando sobre los talones , nos informó de la presencia de los cinco individuos en el extremo opuesto del pasillo . Y agitando las manos me instó a que saltase . Pero , inexplicablemente , movido quizá por el deseo de identificar a los agresores , aparté a la moabita y abrí la hoja , lo suficiente para ver cómo derribaban la puerta de mi habitación . De no haber sido por las súplicas de la prostituta es casi seguro que , llevado de la indignación y de la inconsciencia , me hubiera aventurado a hacerles frente . La mujer tenía toda la razón . Si el enano y su gente me localizaban en el cuarto de las meretrices , o saliendo de él , la vida de mis salvadoras podía correr grave peligro .
Y cerrando la puerta me dirigí a la ventana . La distancia al suelo , de unos cinco metros , no me preocupaba tanto como la suerte de aquellas esforzadas e infelices rameras . Y a punto de saltar , tras agradecer su gesto , eché mano de la bolsa de hule y , rescatando uno de los saquetes con pepitas de oro , lo lancé a las manos de la nerviosa Débora . Una sonrisa y un << Melqart te bendiga >> fue lo último que vi y escuché . Y arrojando la << vara >> en la oscuridad traté de interpretar el tipo de tierra que me esperaba . Un golpe seco y amortiguado me anunció , posiblemente en zona de labranza . Décimas de segundo despuésme precipitaba al vacío , cayendo , en efecto , sobre la arcillosa base de la plantación de olivos que circundaba buena parte del edificio . A decir verdad , salvo algunas contusiones de escasa trascendencia , tuve suerte . De haber caido tres o cuatro metros más a la izquierda , las ramas y los retorcidos brazos de una de aquellos olivos podrían haberme destrozado . Minitos después , a la carrera , salvaba el puentecillo de piedra , dirigiéndome hacia la fuente . La aldea , próximo el amanecer , no tardaría en despertar . Y tras comprobar que no era seguido me detuve al pie del rumoroso caño de agua . ¿ Hacia dónde dirigía mis pasos ? ¿ Intentaba refugiarme en el hogar de la Señora ? ¿ Me ocultaba en alguno de los rincones del poblado ? ¿ Esperaba allí mismo las luces del alba ? ¿ Qué podía hacer con el saduceo ? Y abrumado por la situación , reparando de pronto en el cristalino salto de agua , me decidí por la más sensata de las alternativas . Como decía el Maestro , << los problemas de uno en uno >>.
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Y cerrando la puerta me dirigí a la ventana . La distancia al suelo , de unos cinco metros , no me preocupaba tanto como la suerte de aquellas esforzadas e infelices rameras . Y a punto de saltar , tras agradecer su gesto , eché mano de la bolsa de hule y , rescatando uno de los saquetes con pepitas de oro , lo lancé a las manos de la nerviosa Débora . Una sonrisa y un << Melqart te bendiga >> fue lo último que vi y escuché . Y arrojando la << vara >> en la oscuridad traté de interpretar el tipo de tierra que me esperaba . Un golpe seco y amortiguado me anunció , posiblemente en zona de labranza . Décimas de segundo despuésme precipitaba al vacío , cayendo , en efecto , sobre la arcillosa base de la plantación de olivos que circundaba buena parte del edificio . A decir verdad , salvo algunas contusiones de escasa trascendencia , tuve suerte . De haber caido tres o cuatro metros más a la izquierda , las ramas y los retorcidos brazos de una de aquellos olivos podrían haberme destrozado . Minitos después , a la carrera , salvaba el puentecillo de piedra , dirigiéndome hacia la fuente . La aldea , próximo el amanecer , no tardaría en despertar . Y tras comprobar que no era seguido me detuve al pie del rumoroso caño de agua . ¿ Hacia dónde dirigía mis pasos ? ¿ Intentaba refugiarme en el hogar de la Señora ? ¿ Me ocultaba en alguno de los rincones del poblado ? ¿ Esperaba allí mismo las luces del alba ? ¿ Qué podía hacer con el saduceo ? Y abrumado por la situación , reparando de pronto en el cristalino salto de agua , me decidí por la más sensata de las alternativas . Como decía el Maestro , << los problemas de uno en uno >>.
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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