Me di por satisfecho , a pesar de la sutileza de la palabra << registro >> . Y tras la firma del documento di por zanjado el enojoso lance .
Pero el esipcio , inquieto ante una confesión que no le favorecía desde ningún punto de vista , se arriesgó a preguntar sobre mis inmediatas intenciones . Le aseguré que se trataba de un asunto personal y que , para su descanso , nadie sabría de aquel escrito . Una vez más , el ingenuo fui yo . Razonar con un indiseable es como parlamentar con una serpiente venenosa . Lo ideal es mantenerla a distancia . Y en un gesto de buena voluntad , mostrándole la casi imperceptible grafía , añadí que , en breve ,en cuanto la leche se secase , la escritura desaparecería . Lo que no le dije , aunque supuse que no era tan necio como para no contemplarlo , es que , en caso de necesidad , bastaba un poco de ceniza o polvo de carbón para que la << invisible tinta >> apareciera en relieve .
A juzgar por la cínica sonrisa que me regaló , las explicaciones le tranquilizaron ..., a medias . Debía permanecer alerta . El posadero era capaz de todo . Más aún : a la vista del crudo desenlace de la jornada lo prudente hubiera sido abandonar el albergue en aquel mismo momento . Una noche en aquel tétrico cuartucho , con un posadero sin escrúpulos y rezumando odio , me parecía la mejor de las alternativas . Pero el agotamiento y un pueril exceso de confianza en mí mismo sofocaron la siempre sabia intuición . Y con el alma encogida por la incertidumbre me alejé de la solitaria taberna . Necesitaba dormir y reponer fuerzas . Y atrancando la puerta con la << vara de Moisés >> fui a sentarme entre las torneras , en compañía de una modesta lucerna y de una lujosa soledad . Y el cielo me bendijo con un profundo sueño . Pero el descanso sería breve .
Autor : J.J. Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Pero el esipcio , inquieto ante una confesión que no le favorecía desde ningún punto de vista , se arriesgó a preguntar sobre mis inmediatas intenciones . Le aseguré que se trataba de un asunto personal y que , para su descanso , nadie sabría de aquel escrito . Una vez más , el ingenuo fui yo . Razonar con un indiseable es como parlamentar con una serpiente venenosa . Lo ideal es mantenerla a distancia . Y en un gesto de buena voluntad , mostrándole la casi imperceptible grafía , añadí que , en breve ,en cuanto la leche se secase , la escritura desaparecería . Lo que no le dije , aunque supuse que no era tan necio como para no contemplarlo , es que , en caso de necesidad , bastaba un poco de ceniza o polvo de carbón para que la << invisible tinta >> apareciera en relieve .
A juzgar por la cínica sonrisa que me regaló , las explicaciones le tranquilizaron ..., a medias . Debía permanecer alerta . El posadero era capaz de todo . Más aún : a la vista del crudo desenlace de la jornada lo prudente hubiera sido abandonar el albergue en aquel mismo momento . Una noche en aquel tétrico cuartucho , con un posadero sin escrúpulos y rezumando odio , me parecía la mejor de las alternativas . Pero el agotamiento y un pueril exceso de confianza en mí mismo sofocaron la siempre sabia intuición . Y con el alma encogida por la incertidumbre me alejé de la solitaria taberna . Necesitaba dormir y reponer fuerzas . Y atrancando la puerta con la << vara de Moisés >> fui a sentarme entre las torneras , en compañía de una modesta lucerna y de una lujosa soledad . Y el cielo me bendijo con un profundo sueño . Pero el descanso sería breve .
Autor : J.J. Benitez
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