Todo aquello parecí formar parte del estilom del peligroso saduceo . Lo que terminaba de comprender era el porqué del seguimiento . Pero no pregunté . Muy pronto lo averiguaría y experimentaria << en propia carne >>...
La proximidad de la posada nos tranquilizó relativamente . La noche , sin embargo , no había concluido . Y cuando cruzábamos sobre el puente de piedra , con las luces del albergue a la vista , Santiago , haciendo presa en mi antebrazo izquierdo , me obligó a detener la marcha . Y señalando el camino que se abría ante nosotros reclamó mi atención . En la oscuridad distinguí un par de sombras que , a la carrera , se dirían a nuestro encuentro o , al menos , llevaban la clara intención de atravesar el puentecillo . Rápido de reflejos empuñó de nuevo la espada , situándola disimuladamente a su espalda . Los desdibujados personajes - uno de ellos de baja y fuerte complexión - siguieron en su precipitado alejamiento del albergue . No cabía duda de que habían salido de los dominios de Heqet . Pero , ¿ a qué tanta prisa ?
Mi amigo , prudentemente , se hizo a un lado del sendero . Y de pronto fue a descubrir la lucerna que protegía bajo el amplio ropón , de forma que pudiera ser vista por los ya cercanos individuos . La aparición de le débil luz surtió el efecto imaginado por ambos . La pareja frenó a la carrera , sorprendida por la súbita presencia de los dos altos << aparecidos >>. Avanzaron un par de pasos y , deteniéndose de nuevo , cambiaron algunas palabras . Su actitud , desde luego , era sospechosa . Ignoro si nos reconocieron . Lo cierto es que ,siguiendo lo acordadoen aquel breve parlamento , se separaron a gran velocidad . El más alto se adentró en la plantación de los olivos que rodeaba la posada . El otro tomó la dirección opuesta , saltando hacia los huertos que se extendían a nuestra izquierda . Santiago , presumiendo la torcida intencionalidad de los individuos , dejó la lucerna en tierra , saliendo en persecución del primero . En el violento despegue de la pareja me pareció ver cómo soltaban o perdían algo . Y recogiendo el candil me apresuré a inspeccionar aquella parte del camino . En efecto , sobre el polvo había quedado abandonado un pequeño hato . Al descubrirlo quedé estupefacto.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
La proximidad de la posada nos tranquilizó relativamente . La noche , sin embargo , no había concluido . Y cuando cruzábamos sobre el puente de piedra , con las luces del albergue a la vista , Santiago , haciendo presa en mi antebrazo izquierdo , me obligó a detener la marcha . Y señalando el camino que se abría ante nosotros reclamó mi atención . En la oscuridad distinguí un par de sombras que , a la carrera , se dirían a nuestro encuentro o , al menos , llevaban la clara intención de atravesar el puentecillo . Rápido de reflejos empuñó de nuevo la espada , situándola disimuladamente a su espalda . Los desdibujados personajes - uno de ellos de baja y fuerte complexión - siguieron en su precipitado alejamiento del albergue . No cabía duda de que habían salido de los dominios de Heqet . Pero , ¿ a qué tanta prisa ?
Mi amigo , prudentemente , se hizo a un lado del sendero . Y de pronto fue a descubrir la lucerna que protegía bajo el amplio ropón , de forma que pudiera ser vista por los ya cercanos individuos . La aparición de le débil luz surtió el efecto imaginado por ambos . La pareja frenó a la carrera , sorprendida por la súbita presencia de los dos altos << aparecidos >>. Avanzaron un par de pasos y , deteniéndose de nuevo , cambiaron algunas palabras . Su actitud , desde luego , era sospechosa . Ignoro si nos reconocieron . Lo cierto es que ,siguiendo lo acordadoen aquel breve parlamento , se separaron a gran velocidad . El más alto se adentró en la plantación de los olivos que rodeaba la posada . El otro tomó la dirección opuesta , saltando hacia los huertos que se extendían a nuestra izquierda . Santiago , presumiendo la torcida intencionalidad de los individuos , dejó la lucerna en tierra , saliendo en persecución del primero . En el violento despegue de la pareja me pareció ver cómo soltaban o perdían algo . Y recogiendo el candil me apresuré a inspeccionar aquella parte del camino . En efecto , sobre el polvo había quedado abandonado un pequeño hato . Al descubrirlo quedé estupefacto.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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