El << ala del pájaro >>, como llamaban popularmente a las fuentes , se hallaba lógicamente desierto . Haciendo justicia a esta plástica descripción ( en los pozos y manantiales de uso público se congregaba a diario la población intercambiando las novedades y comadreos ) , el lugar no tardaría en llenarse de madrugadoras matronas y de campesinos perezosos que aprovecharían el paso por el estanque para abrevar sus jumentos y llenar las calabazas y pellejos . Actué con celeridad . Me desnudé y situándome frente a la fría vena de agua disfruté de la improvisada << ducha >> . El Baño - otra de las servidumbres difíciles de paliar en nuestras circunstancias - fue una bendición . Y relajado y fresco como una rosa , tras secarme con el ropón , me dispuse a atacar aquella segunda jornada en Nazaret . El contacto con el líquido elemento debió aclarar también mis emborronadas ideas . Aguardaría la claridad para ponerme en marcha . Mi primera << visita >> , por supuesto , sería al saduceo . Entendí que me sobraban motivos para intercambiar algunas palabras con el peligroso sacerdote y jefe del consejo . A ser posible , aunque no tenía claro cómo , intentaría recuperar los fármacos . Por otra parte , en honor a la objetividad y dada su condición de viejo profesor de Jesús , no estaba de más que le formulara varias cuestiones al respecto . Y hambriento rebussqué en al exhausto saco de viaje . Los ladrones habían despreciado los frutos secos , sabia y providencialmente incluidos por mi hermano en el modesto << ajuar >> . La partida de higos prensados , pasas y nueces - de alto poder calórico - redondeó mi ánimo . Y extrañamente tranquilo asistí complacido a mi primer amanecer en la aldea del Maestro . Y al unísono , como si se tratase de un mismo fenómeno , el orto naranja del sol y el ronquido de la molienda del grano fueron empujando oscuridades y silencios , devolviendo la luz y la vida al poblado . Puntual y matemáticamente hicieron acto de presencia las mujeres , cargando vasijas sobre las cabezas o abrazándolas contra las caderas . Y con ellas , los primeros felah, descargando el malhumor del madrugón con los pacientes asnos . No tuve dificultades para obtener la información que precisaba . La casa de Ismael , pareja a la sinagoga , se lentaba al norte de la aldea , en la orilla izquierda de la torrentera que jugaba a río en la falda sur del Nebi . No tenía pérdida .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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