Los huéspedes , concluido el << espectáculo >> , optaron por retirarse . Y quien esto escribe esperó a que el egipcio se recuperara . Una vez en pie , incapaz de precisar quién le había asaltado por la espalda , paseó la vidriosa mirada por la taberna , en un intento de localizar al agresor . Y puñal en mano , babeando de ira , terminó por fijar su atención en el único cliente que permanecía en pie en la sala . El << correo >> , roncando como un bendito , yacía en el piso , entre el enano y este explorador . Y adivinando sus menguadas intenciones deslicé los dedos hacia los dispositivos de defensa . A saltos , balanceándose de un lado al otro , fue a situar la daga a un metro de mi vientre . Y con la lengua prisionera del vino y de la rabia me exigió la identidad del << malnacido que le había atacado >>. Por toda respuesta me limité a mostrarle el papiro . No fue precisa ni una sola aclaración . Arrebatándomeló lo observó detenidamente . Después , desviando los incendiarios pjillos hacia el saco de cuero , se trasformó en un cordero . Guardó el arma y tratando de pensar a gran velocidad me invitó a << nagociar >> . Acepté de buen grado . Él sabía que mi << descubrimiento >>, si llegaba a oídos de la población , podía acarrearle una cadena de gravísimas dificultades , amén de tener que satisfacer las muchas tarifas abonadas por los confiados vecinos .
A cada propuesta fui negando con la cabeza .
- Entonces - clamó fuera de sí - , ¿ qué pides a cambio ? No quiero dinero , tampoco mujeres ni alojamiento gratis ...
Lacónico y rotundo exclamé :
- Una información.
Y recuperando el papiro le exigí que escribiera el nombre del individuo que había maquinado el robo . Su mueca de consternación fue borrándose ante el hierro de mi mirada . Pero , en poster intento , arrojó la pluma sobre la mesa , negándose . No insistí , ni alteré la gravedad de mi semblante . Con toda naturalidad eztraje de la bolsa de hule el salvoconducto firmado por Poncio y di lectura a su breve contenido . Ante la velada amenaza de ponr el asunto en conocimiento del sanguinario procurador , Heqet se apresuró a recoger el calamus . Y tembloroso lo hundió en el cuenco de leche , garrapareando la siguiente leyenda :
Ismael , jefe del consejo , ordeno el registro en la habitación y propiedades del griego llegado de Tesalónica .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
A cada propuesta fui negando con la cabeza .
- Entonces - clamó fuera de sí - , ¿ qué pides a cambio ? No quiero dinero , tampoco mujeres ni alojamiento gratis ...
Lacónico y rotundo exclamé :
- Una información.
Y recuperando el papiro le exigí que escribiera el nombre del individuo que había maquinado el robo . Su mueca de consternación fue borrándose ante el hierro de mi mirada . Pero , en poster intento , arrojó la pluma sobre la mesa , negándose . No insistí , ni alteré la gravedad de mi semblante . Con toda naturalidad eztraje de la bolsa de hule el salvoconducto firmado por Poncio y di lectura a su breve contenido . Ante la velada amenaza de ponr el asunto en conocimiento del sanguinario procurador , Heqet se apresuró a recoger el calamus . Y tembloroso lo hundió en el cuenco de leche , garrapareando la siguiente leyenda :
Ismael , jefe del consejo , ordeno el registro en la habitación y propiedades del griego llegado de Tesalónica .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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