Al verme junto a la puerta , una de las << burritas >> cuchicheó al oído de su compañera . Y despegandose de las ánforas se aproximó con un provocativo contoneo de caderas . Lucia en las sienes una estrecha cinta de seda blanca , que realzaba el negro de sus cabellos . A ambos lados del estrecho y pintarrajeado rostro caían sendos cordones con un total de veinte leptas , groseramente perforadas. ( Perder algunas de estas monedas era señal de mala suerte . Parece ser que la moneda perdida en la célebre parábola de Jesús podía tratarse de una de estas leptas .) Cejas ( mericulosamente depiladas ) , pestañas y párpados aparecían emborronados en una tonalidad verdeazulada , probablemente a base de sulfuro de plomo o carbonato de cobre . Y los labios y uñas de las manos y de los pies , rojos rabiosos , merced al licor extraído de las hojas trituradas de alheña . Al llegar a mi altura , un mareante perfume - quizá de cilantro o de casia - estuvo a punto de hacerme estornudar . Y levantando sus bien cumplidos treinta años hacia mis hombros trató de abrazarme , al tiempo que susuraba un << bien venido a la casa de Heqet >>. La detuve a tiempo y , poco acostumbrada a los desplantes , me inspeccionó de abajo arriba . Y cambiando de táctica sonrió , terminando de estropear su indudable atractivo físico : la infeliz padecía una piorrea alveolar , con la consiguiente inflamación purulenta del periostio de los alveolos dentarios , una fea necrosis y un casi redondo desprendimiento de los dientes . Correspondí a la sonrisa y antes de que prosiguiera con sus zalamerias zanjé el incómodo encuentro , interesándome por el posadero . La mujer , rindiéndose , señaló con desgana la mesa en la que , por supuesto , ya sabía que se acomodaba el atareado << rana >>
Al descubrirle embarcado en su afición favorita - contar monedas - poco faltó para que diera media vuelta y desistiera de mi mis propósitos . Pero la curiosidad me sujetó a la mesa . La escena era nueva para mí . Por riguroso turno , cada uno de los vecinos de la aldea iba dictando al joven situado junto a Heqet lo que parecía una carta .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Al descubrirle embarcado en su afición favorita - contar monedas - poco faltó para que diera media vuelta y desistiera de mi mis propósitos . Pero la curiosidad me sujetó a la mesa . La escena era nueva para mí . Por riguroso turno , cada uno de los vecinos de la aldea iba dictando al joven situado junto a Heqet lo que parecía una carta .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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