Gracias a un conciezudo análisis de los tiempos de llegada de las mencionadas ondas << P >> y de otros parámetros más complejos , Caballo de Troya tenía la certeza de que la misteriosa << explosión >> había ocurrido a varios cientos de millas al este - sureste de Jerusalén . Quizá en alguno de los domos o cúpulas salinos o en el interior de una cavida natural , en los depósitos estratificados de sal de los desiertos del Nafud o de Dahna . Esta verificación vino a confirmar nuestra primitiva idea : el terremoto descrito por el evangelista en los instantes que precedieron a la muerte del Hijo del Hombre no fue casual ni pudo tener un origen natural . Máxime , en una zona como Israel , de bajo índice de sismicidad . Aquél , tal y como habiamos planeado , era un motivo más para << volver >> . Curtiss , los directores y nosotros mismos estábamos de acuerdo en algo : una prospección en el área de la detonación podía arrojar mucha luz sobre tan increible suceso .
Quizá la irrupción de Eliseo en mi tienda fuera providencial . Eran las nueve de la noche y el general seguía sin dar señales de vida . Preocupado , mi compañero me animó a salir en su búsqueda . No era normal que , en plena fase << roja >> , Curtiss se ausentara durante tanto tiempo.
La benigna temperatura de aquel martes y el rutilante firmamento de Masada invitaban a pasear , Así que , provistos de sendas linternas y de la correspondiente contraseña , dejamos atrás la empalizada .
En silencio , con una creciente inquietud , como si presintiéramos algo , sorteamos el laberinto de los almacenes herodianos , dirigiéndonos al palacio del Norte . Una vez en la << proa >> del << portaaviones >> de piedra distinguimos al momento la negra silueta del general . Se encontraba reclinado sobre la balustrada semicircular que cierra la terraza superior .
Al escuchar nuestros pasos se volvio lentamente .
- Os esperaba - exclamó con voz inflamada .
Una familiar corriente de fuego - preludio siempre de situaciones graves o comprometedoras - me recorrió las entañas
- Os esperaba ...- repitió con un hilo de vozE introduciendo la mano derecha en uno de los bolsillos de su buzo de trabajo nos mostró los documentos que le habían hecho palidecer en el foso .
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Quizá la irrupción de Eliseo en mi tienda fuera providencial . Eran las nueve de la noche y el general seguía sin dar señales de vida . Preocupado , mi compañero me animó a salir en su búsqueda . No era normal que , en plena fase << roja >> , Curtiss se ausentara durante tanto tiempo.
La benigna temperatura de aquel martes y el rutilante firmamento de Masada invitaban a pasear , Así que , provistos de sendas linternas y de la correspondiente contraseña , dejamos atrás la empalizada .
En silencio , con una creciente inquietud , como si presintiéramos algo , sorteamos el laberinto de los almacenes herodianos , dirigiéndonos al palacio del Norte . Una vez en la << proa >> del << portaaviones >> de piedra distinguimos al momento la negra silueta del general . Se encontraba reclinado sobre la balustrada semicircular que cierra la terraza superior .
Al escuchar nuestros pasos se volvio lentamente .
- Os esperaba - exclamó con voz inflamada .
Una familiar corriente de fuego - preludio siempre de situaciones graves o comprometedoras - me recorrió las entañas
- Os esperaba ...- repitió con un hilo de vozE introduciendo la mano derecha en uno de los bolsillos de su buzo de trabajo nos mostró los documentos que le habían hecho palidecer en el foso .
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez