Traté de orientarme , en en absusrdo afán or reconocer por reconocer el punto exacto sobre el que se había despeñado el infeliz apóstol . Recordaba muy bien que el cuerpo yacía en el fondo de aquella garganta , a unos cuarenta metor de profundidad . Retrocedí hacia el oeste , bordeando la zona donde se levanta hoy la tumba de David y el Cenáculo . Fue inutil . Las sucesivas edificaciones y cambios en la orografia habían borrado parte de la antigua y abrupta depresión . Quizá la iglesia de San Andrés , al borde la la Derech Hevrón , sea el ricón más aproximado . Pero no podría asegurarlo . Resulta trite que la Cristiandad - a pesar de haber sido un traidor - no haya eregido un simple y modesto monumento a la memoria de un personaje tan importante y - ¿ por qué no ? - tan cercano al Maestro . Ojalá estas líneas muevan a alguien a emprender la caritativa - no sé si justa - empresa de plantar una cruz en el fondo o en el filo del valle del Hinnom , en memoria del Iscariote . Por mi parte , tras recoger en una de las laderas de la barranca un puñado de primerizas margaritas y arroparlas en un manojo de verdes y brillantes mirtos salvajes , muy abundantes entre los roquedales , arrojé el improvisado ramillete al corazón del desfiladero . Nunca logré explicarme satisfactoriamente el porqué de aquel sincero gesto . Quizá , en ocasiones , me sienta más atraido por los hombres derrotados o equivocados que por los justos e intachables . << Él , después de todo , también había amado a Judas . Y en cierta ocasión habia dicho : << ... Dios es tan liberal que permite , incluso , que te equivoques ... Cuando llegue el caso , pide explicaciones a tu hermano , pero nunca le odies . Sólo cuando mireis a vuestros hermanos concaridad podréis sentiros contentos . >>
Eché una última mirada am mi modesta ofrenda , confundida entre los abrojos y arbustos que crecen dolorosamente en las grietas rocosas del fondo y , reconfortado , deshice el camino que serpenteaba paralelo sobre el Hinnom , tomando las calzadas de Malchisedek y Ha`Ofel . Bajo el famoso pináculo del tenplo , en el extremo más oriental de la Ciudad Bieja , decenas de palomas - como hace dos mil años - se acurrucaban en los huecos de la orgullosa muralla . Pero mi atención se vio desviada por la falda oeste del monte de los Olivos .
Autor ;J.J. Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Eché una última mirada am mi modesta ofrenda , confundida entre los abrojos y arbustos que crecen dolorosamente en las grietas rocosas del fondo y , reconfortado , deshice el camino que serpenteaba paralelo sobre el Hinnom , tomando las calzadas de Malchisedek y Ha`Ofel . Bajo el famoso pináculo del tenplo , en el extremo más oriental de la Ciudad Bieja , decenas de palomas - como hace dos mil años - se acurrucaban en los huecos de la orgullosa muralla . Pero mi atención se vio desviada por la falda oeste del monte de los Olivos .
Autor ;J.J. Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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