Aquél fue uno de los escasos momentos devivertidos de la aventura en la que estábamos inmersos . Cuando , poco antes de las siete de la mañana del jueves , 22 de febrero , los directores del proyecto , Eliseo y yo coincidimos en el hall del hotel , no pudimos por menos que estallar en una solemne y colectiva carcajada . Nuestros respectivos atuendos podían corresponder a cualquier profesión menos a la sugerida por Curtiss : la de arqueólogo . Aunque , dicho sea en nuestro descargo , ¿ quién demonios podía saber cuál es la vestimenta más usual entre los esforzados profesionales ? El caso es que dejándonos llevar por el puro instinto o por lo que cada uno recordaba de las novelas y películas relacionadas con estos menesteres , varios de mis colegas se tocaron con rudimentarios sombreros de paja ( nunca supe dónde los abían conseguido ) , gruesas cazadoras de paño - en los más estranbóticos y chillones colores que puedaimaginarse -, altas y pesadas botas militares y , ¡ cómo no ! , cámara fotográficas y pipas de dudosa utilidad . ( Ahorraré una descripción de mi ropaje que no se distanciaba gran cosa del de mis compañeros . )
Nuestro regocijo terminaría pronto . A las 07 horas , de acuerdo con lo previsto , un microbús blanco , con placa amarilla ( 60- 609 - 72 ) y unos ventanales negros , situados a considerable altura del suelo - unos dos metros -, frenaba suavemente frente al Ramada Shalom . Al punto , un teniente con las insignias de la División de Zapadores del Ejército de Israel saltaba a tierra , saludandonos . El conductor , otro oficial de Ingenieros , se hizo cargo de los equipajes y , sin más demoras m a las siete y quince minutos partíamos con rumbo desconocido.
Como si todo hubiera sido meticulosamente planeado , sobre cada uno de los asientos que debíamos ocupar se hallaba un ejemplar del diario matutino Jerusalén Post . Y , recordando las palabras del general , nos lanzamos con avidez sobre sus páginas . El teniente , sentado al lado del conductor , parecía esperar esta reacción colectiva . Pero no hizo comentario alguno y se limitó a espiar nuestros rostros .
¡ Dios mío ? En primera página y con grandes caracteres pudimos leer dos noticias que nos estremecieron , corres`pondía al ataque preventivo judío ...
Autor :J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Nuestro regocijo terminaría pronto . A las 07 horas , de acuerdo con lo previsto , un microbús blanco , con placa amarilla ( 60- 609 - 72 ) y unos ventanales negros , situados a considerable altura del suelo - unos dos metros -, frenaba suavemente frente al Ramada Shalom . Al punto , un teniente con las insignias de la División de Zapadores del Ejército de Israel saltaba a tierra , saludandonos . El conductor , otro oficial de Ingenieros , se hizo cargo de los equipajes y , sin más demoras m a las siete y quince minutos partíamos con rumbo desconocido.
Como si todo hubiera sido meticulosamente planeado , sobre cada uno de los asientos que debíamos ocupar se hallaba un ejemplar del diario matutino Jerusalén Post . Y , recordando las palabras del general , nos lanzamos con avidez sobre sus páginas . El teniente , sentado al lado del conductor , parecía esperar esta reacción colectiva . Pero no hizo comentario alguno y se limitó a espiar nuestros rostros .
¡ Dios mío ? En primera página y con grandes caracteres pudimos leer dos noticias que nos estremecieron , corres`pondía al ataque preventivo judío ...
Autor :J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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