A las 08 horas , cuando la contemplación de las famosas cuevas de Qumrán - donde los beduinos descubrieron los célebres Rollos del mar Muerto - había logrado distraer en parte nuestra tristeza , el rotor de un helicóptero del Ejército nos devolvió a la realidad . Procedía del norte y venía costeando , a baja altura , sobre los escasos trescientos metros de dunas que nos separaban de la orilla del gran lago . Todos . instintivamente , clavamos las miradas en el teniente . Pero el oficial , impasible , se limitó a echar una ojeada al aparato . Éste , tras inmovilizarse unos segundos frente al microbús , levantando oleadas de arena y agitando sin piedad las masas de juncos y retamas , reemprendió el vuelo en dirección sur . Aunque aquella zona , desde el extremo noroccidental del mar Muerto , se encontraba alambrada y sembrada de carteles en los quese recordaba la prohibición de bañarse y el carácter militar de dicha franja , todos tuvimos el mismo sentimiento : aquel helicoptero no se hallaba precisamente en un vuelo rutinario . Y el hecho de haber efectuado un estacionario frente al vehículo aumentó nuestras sospechas . No había duda . La marcha del microbús estaba siendo vigilada .
El conductor aceleró , dejando atrás el oasis de Ein Gedi . Y a las 08 horas 20 minutos , ante la curiosidad general , abandonaba la ruta general , tomando un desvío situado a la derecha .
En mitad del inesperado cruce , un enorme cartel nos << gritó >> el nombre de nuestro inminente destino . Un destino que , efectivamente , me había sido adelantado por el general Curtiss....
¡<< Masada >> !
Un murmullo rompió el silencio del grupo , fascinado ante la repentina aparición por el oeste de la histórica y altiva roca . En poco más de ocho minutos , el microbús salvó los escasos tres kilómetros de curvas que unen la base de la gran montaña truncada co la orilla del mar Muerto . Con el paso de los siglos , las torrenteras - como en aquellos tormentosos momentos - habían ido esculpiendo extrañas y casi mágicas formas entre las dunas y montículos ocres y amarillentos que acorralan casi en su totalidad la formidable << meseta >> de Masada .
Autor : J.J. Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
El conductor aceleró , dejando atrás el oasis de Ein Gedi . Y a las 08 horas 20 minutos , ante la curiosidad general , abandonaba la ruta general , tomando un desvío situado a la derecha .
En mitad del inesperado cruce , un enorme cartel nos << gritó >> el nombre de nuestro inminente destino . Un destino que , efectivamente , me había sido adelantado por el general Curtiss....
¡<< Masada >> !
Un murmullo rompió el silencio del grupo , fascinado ante la repentina aparición por el oeste de la histórica y altiva roca . En poco más de ocho minutos , el microbús salvó los escasos tres kilómetros de curvas que unen la base de la gran montaña truncada co la orilla del mar Muerto . Con el paso de los siglos , las torrenteras - como en aquellos tormentosos momentos - habían ido esculpiendo extrañas y casi mágicas formas entre las dunas y montículos ocres y amarillentos que acorralan casi en su totalidad la formidable << meseta >> de Masada .
Autor : J.J. Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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