Aquel trabajo fue bien venido . El aislamiento en lo alto de nuestro << portabiones >> de piedra , sin suministroeléctrico ni distracciones alguna y con medio centenar de hombres , mano sobre mano , empezaba a preocuparnos . Así que , espontánea y voluntariamente , el grupo de Caballo de Troya se ofreció a transportar los fardos y a depositarlos - con el resto de los bloques de color naranja - en el fondo de la << piscina >> . Oficialmente , la fase << verde >> acababa de ser inagurada ...
Curtiss , que , como decía , fraguaba algo en su crerebro , nos pidió que apartásemos la media docena de corderos . Y el personal lo hizo encantado , sujetándolos a uno de los vientos de la tienda general . Algunos de los muchachos , compadecidos por los lastimeros balidos de las frágiles crías , se erigieron en improvisadas << nodrizas >> , diezmando las reservas de leche de la cocina . La verdad es que no hubo malas caras entre los cocineros isrraelíes . Allí , lo único que sobraba era comida y aburrimiento . ( Cada mañana , puntual y religiosamente , el funicular nos abastecía de pan caliente , leche y de aquellas viandas que empezaban a escasear en las despensas del barracón )
hacía las dos de la tarde , el general tomó sus seis corderillos y , acompañado por Bahat , el supervisor , cruzó el portalón de la empalizada dirigiéndose a la plataforma del aerocarril . El paciente Curtiss encajó con deportividad las chanzas de judíos y norteamericanos , divertidos ante la poco usual estampa de todo un general de la USAF pastoreando un rebaño . Cuando interrogué a Eliseo sobre las intenciones del jefe de la operación , mi hermano se encogió de hombros . Nadie en el campamento Eleazar tenía la menor idea de por qué se había hecho cargo de los animales . La posible explicación debía estar en el interior de la larga tienda negra de lana de cabra que habían levantado los shammar aquella misma mañana sobre las amarillentas dunas que se extienden al noroeste de la montaña , a un tiro de piedra de los restos del campamento romano . Era evidente que los beduinos tenían intención de permanecer en el lugar , al menos por algún tiempo . Pero esta circunstancia no parecía inquietar a los militares israelíes . De todas formas , nos equivocamos cuando dimos por hecho que , a su regreso a la cumbre , Curtiss nos aclararía el misterio. Entre otras razones , porque el general no volvería a Masada .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Curtiss , que , como decía , fraguaba algo en su crerebro , nos pidió que apartásemos la media docena de corderos . Y el personal lo hizo encantado , sujetándolos a uno de los vientos de la tienda general . Algunos de los muchachos , compadecidos por los lastimeros balidos de las frágiles crías , se erigieron en improvisadas << nodrizas >> , diezmando las reservas de leche de la cocina . La verdad es que no hubo malas caras entre los cocineros isrraelíes . Allí , lo único que sobraba era comida y aburrimiento . ( Cada mañana , puntual y religiosamente , el funicular nos abastecía de pan caliente , leche y de aquellas viandas que empezaban a escasear en las despensas del barracón )
hacía las dos de la tarde , el general tomó sus seis corderillos y , acompañado por Bahat , el supervisor , cruzó el portalón de la empalizada dirigiéndose a la plataforma del aerocarril . El paciente Curtiss encajó con deportividad las chanzas de judíos y norteamericanos , divertidos ante la poco usual estampa de todo un general de la USAF pastoreando un rebaño . Cuando interrogué a Eliseo sobre las intenciones del jefe de la operación , mi hermano se encogió de hombros . Nadie en el campamento Eleazar tenía la menor idea de por qué se había hecho cargo de los animales . La posible explicación debía estar en el interior de la larga tienda negra de lana de cabra que habían levantado los shammar aquella misma mañana sobre las amarillentas dunas que se extienden al noroeste de la montaña , a un tiro de piedra de los restos del campamento romano . Era evidente que los beduinos tenían intención de permanecer en el lugar , al menos por algún tiempo . Pero esta circunstancia no parecía inquietar a los militares israelíes . De todas formas , nos equivocamos cuando dimos por hecho que , a su regreso a la cumbre , Curtiss nos aclararía el misterio. Entre otras razones , porque el general no volvería a Masada .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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