Al oeste se recortaban las suaves lomas y los acantilados amarillentos del desierto de Judá , milagrosamente vivos y en << movimiento >> , merced a las decenas de cascadas y a los vados serpenteantes que , colmados por las lluvias , corrían incontenibles hacia la orilla occidental del mar Muerto . Durante mi estancia en masada comprendí cómo aquellos wadi habían alimentado con sus turbulentas aguas las ciclópeas cisternas excavadas en la roca virgen por Herodes el Grande .
Frente a la montaña , en dirección este , a tres kilómetros escasos , las aguas verdiazules del mar Muerto espejeaban aquí y allá . Los rayos del sol perforaban en ocasiones las negras y bajas formaciones nubosas , cayendo sobre el lago salado en bellísimos celajes . Y a lo lejos , a orillas de este mar , el oasís de Ein - Gedi .
Curtiss me sacó de estas primeras observaciones . El equipo de Caballo de Troya se encaminaba ya , siempre en compañía del jefe del campamento y de Bahat , el supervisor , hacia la zona sur de la meseta .
¡ Era asombroso ! Junto a la grúa se apilaban buena parte de los bloques de piedra que habian sido trasladados por el aerocarril . varios tractores oruga cargaban los sillares , trasportándolos sin interrupción por el centro del irregular romboide , en direción a una empalizada de madera que separaba el sur de Masada del resto de la meseta . Pero ¿ cómo habían logrado situar aquellas pesadas máquinas en lo alto de la roca ? Por supuesto , era imposible que hubieran subido por sus propios medios y tampoco cabían en los funiculares . La explicación llegaría esa misma noche .
La empalizada - porque de eso se trataba en realidad - había sido levantada por los judíos a base de gruesos troncos , sólidamente hundidos en el terreno . Alcanzaban la suficiente altura - unos cuatro metros - como para que nada de lo que pudiese acontecer al otro lado fuera detectado desde las ruinas del sector norte .
Al cruzar el ancho portalón por el que entraban , incansables , los tractores , un insólito espectáculo apareció ante mi . A la derecha del mencionado y único acceso , pegadas a los restos de la muralla del filo oeste de Masada , el Ejército israelí había plantado diez grandes tiendas de campaña , alineadas en una doble hilera .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Frente a la montaña , en dirección este , a tres kilómetros escasos , las aguas verdiazules del mar Muerto espejeaban aquí y allá . Los rayos del sol perforaban en ocasiones las negras y bajas formaciones nubosas , cayendo sobre el lago salado en bellísimos celajes . Y a lo lejos , a orillas de este mar , el oasís de Ein - Gedi .
Curtiss me sacó de estas primeras observaciones . El equipo de Caballo de Troya se encaminaba ya , siempre en compañía del jefe del campamento y de Bahat , el supervisor , hacia la zona sur de la meseta .
¡ Era asombroso ! Junto a la grúa se apilaban buena parte de los bloques de piedra que habian sido trasladados por el aerocarril . varios tractores oruga cargaban los sillares , trasportándolos sin interrupción por el centro del irregular romboide , en direción a una empalizada de madera que separaba el sur de Masada del resto de la meseta . Pero ¿ cómo habían logrado situar aquellas pesadas máquinas en lo alto de la roca ? Por supuesto , era imposible que hubieran subido por sus propios medios y tampoco cabían en los funiculares . La explicación llegaría esa misma noche .
La empalizada - porque de eso se trataba en realidad - había sido levantada por los judíos a base de gruesos troncos , sólidamente hundidos en el terreno . Alcanzaban la suficiente altura - unos cuatro metros - como para que nada de lo que pudiese acontecer al otro lado fuera detectado desde las ruinas del sector norte .
Al cruzar el ancho portalón por el que entraban , incansables , los tractores , un insólito espectáculo apareció ante mi . A la derecha del mencionado y único acceso , pegadas a los restos de la muralla del filo oeste de Masada , el Ejército israelí había plantado diez grandes tiendas de campaña , alineadas en una doble hilera .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
No hay comentarios:
Publicar un comentario
puede comentar todas las personas que lo deseen , con educación y respeto