A las 0,9 horas , una vez depositado el << cargamento >> en el maletero del coche , éste partía a toda velocidad en dirección norte . Veinte minutos después , en el aeropuerto de Jerusalén , un helicóptero de la Fuerza Aérea judía nos trasladaba a Tel Aviv. A las 10,05 horas , tras 16 minutos de vuelo , tomábamos tierra en la zona militar del aeropuerto internacional de Lod . Allí , a pie de pista , aguardaba sonriente el general Curtiss . Él mismo se hizo cargo de las urnas metálicas , confiando su custodia a los dos hombres de Caballo de Troya que debían deposotarlas en la base de Edwards , en Estados Unidos . A media mñana , un vuelo regular de la TWA despegaba , via Roma , con nuestro preciado instrumental . La fase << azul >> estaba casi concluida.
Bastantes más relajados , de regreso a Jerusalén , el viejo zorro se interesó por el desenlace de nuestra visita a la mezquita de la Ascensión . Cuando le pregunté por qué el Subaru no había sido provisto de la lógica autoriración oficial para aparcar al pie de la plazoleta , simplificando así las cosas , Curtiss nos hizo la siguiente observación : la << comedia >> , preparada , en efecto , por la Inteligencia israelí , buscaba un fin primordial : depositar a los posibles informadores de la guerrilla palestina , muy atenta , según el Mossad , a todos los movimientos , dentro y fuera de la mezquita . En este sentido , la sutileza judía había llegado al extremo de utilizar un automóvil similar al del árabe encargado de vender los souvenir en el oscuro interior del octógono . Con falsificació incluida de placas .... En definitiva , dada la estrecha vinvulación de este mulsuman - cuya identidad silencio por razones obvias - co la Santa Custodia , lo aconsejado por los servicios secretos para dicha misión fue suplantar al referido encargado de la mexquita , con automovil y todo . Si el << recate >> de la << vara >> - concluyó el general - hubierasido efectuado a cara descubierta por el Ejercito judío o por personal norteamericano , su trans`porte se habría visto permanentemente amenazado . El Mossad lo advirtió con toda claridad , no haciéndose responsable de la seguridad del instrumental si no aceptaban su plan y sus métodos .
Aunque lo intentamos , una vez concluidas estas explicaciones , Curtiss no hizo más comentarios . El Resto del viaje , de los 62 kilómetros que separan Tel Aviv de Jerusalén , transcurrió en un denso silencio . Sabíamos que el general disponía de nuevas informaciones . Pero aceptamos su mutismo , impacientes , eso sí , por conocer el desenlace de lamisión
Autoe : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Bastantes más relajados , de regreso a Jerusalén , el viejo zorro se interesó por el desenlace de nuestra visita a la mezquita de la Ascensión . Cuando le pregunté por qué el Subaru no había sido provisto de la lógica autoriración oficial para aparcar al pie de la plazoleta , simplificando así las cosas , Curtiss nos hizo la siguiente observación : la << comedia >> , preparada , en efecto , por la Inteligencia israelí , buscaba un fin primordial : depositar a los posibles informadores de la guerrilla palestina , muy atenta , según el Mossad , a todos los movimientos , dentro y fuera de la mezquita . En este sentido , la sutileza judía había llegado al extremo de utilizar un automóvil similar al del árabe encargado de vender los souvenir en el oscuro interior del octógono . Con falsificació incluida de placas .... En definitiva , dada la estrecha vinvulación de este mulsuman - cuya identidad silencio por razones obvias - co la Santa Custodia , lo aconsejado por los servicios secretos para dicha misión fue suplantar al referido encargado de la mexquita , con automovil y todo . Si el << recate >> de la << vara >> - concluyó el general - hubierasido efectuado a cara descubierta por el Ejercito judío o por personal norteamericano , su trans`porte se habría visto permanentemente amenazado . El Mossad lo advirtió con toda claridad , no haciéndose responsable de la seguridad del instrumental si no aceptaban su plan y sus métodos .
Aunque lo intentamos , una vez concluidas estas explicaciones , Curtiss no hizo más comentarios . El Resto del viaje , de los 62 kilómetros que separan Tel Aviv de Jerusalén , transcurrió en un denso silencio . Sabíamos que el general disponía de nuevas informaciones . Pero aceptamos su mutismo , impacientes , eso sí , por conocer el desenlace de lamisión
Autoe : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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