Esta circunstancia obligó a un buen número de pausas en el trasvase de los bloques de piedra . A cada instante , los militares israelitas destacados en la cima de la montaña establecían conexión por radio con sus compañerosen la base del funicular, informando sobre las variaciones de los anemocinemógrafos ( es uno de los aparatos más completos que sirven en metereología para medir la velocidad y la fuerza del viento . ( nota del Mayor ). El conocimiento preciso de la intensidad y dirección de los vientos era vital . Si éstos eran nulos o inferiores a los mencionados 60 kilómetros a la hora , el funicular emprendía el ascenso
A las 13 horas , aprovechando el transporte de los últimos bloques , la avanzadilla del equipo de Caballo de Troya ( doce de los sesenta y un miembro ) fue embarcado en las cabinas , rumbo a la cumbre . Yo lo hice con Curtiss y con tres oficiales judíos . El funicular que nos tocó en suerte - el rojo - se hallaba prácticamente ocupado por la última de las veintiséis misteriosas << piedras >> que ya habían sido enviadas a lo alto de la roca . Nunca olbidaré aquellos tensos momentos ...
Cuando habíamos recorrido la mitad de los 799 metros del tendido , sonó el telefonillo del conductor . El militar que sustituía al vigilante y << chofer >< habitual de dicho funicular respondiócon un seco y preocupante << ¡ de acuerdo !... ¡ Paramos !>>
y la cabina quedó inmobil en el vacío , a unos 780 pies de altura . Quizá la expresión << inmovil >> no sea la correcta . Porque el viento racheado comenzó a silbar entre los cables , zarandeándonos como una pluma .
Los judíos revisaron los anclajes de la piedra , y al decubrir mi palidez , sonrieron burlonamente .
Sujeto a las barras horizontales de sustentación , evité mirar al avismo , concentrando mi atención en la escasa decoración de la fragil cabina .
<< Carga máxima : 40 más 1 persona o 2 600 kilos . >>
<< No fumar >>
<< ¡ Dios mío ! ¿ Resistirian los garfios aquella tensión ? >> El viento del sur seguía golpeandonos , haciendo crujir la L metálica que une el techo del funicular con la gruesa maroma de acero.
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
A las 13 horas , aprovechando el transporte de los últimos bloques , la avanzadilla del equipo de Caballo de Troya ( doce de los sesenta y un miembro ) fue embarcado en las cabinas , rumbo a la cumbre . Yo lo hice con Curtiss y con tres oficiales judíos . El funicular que nos tocó en suerte - el rojo - se hallaba prácticamente ocupado por la última de las veintiséis misteriosas << piedras >> que ya habían sido enviadas a lo alto de la roca . Nunca olbidaré aquellos tensos momentos ...
Cuando habíamos recorrido la mitad de los 799 metros del tendido , sonó el telefonillo del conductor . El militar que sustituía al vigilante y << chofer >< habitual de dicho funicular respondiócon un seco y preocupante << ¡ de acuerdo !... ¡ Paramos !>>
y la cabina quedó inmobil en el vacío , a unos 780 pies de altura . Quizá la expresión << inmovil >> no sea la correcta . Porque el viento racheado comenzó a silbar entre los cables , zarandeándonos como una pluma .
Los judíos revisaron los anclajes de la piedra , y al decubrir mi palidez , sonrieron burlonamente .
Sujeto a las barras horizontales de sustentación , evité mirar al avismo , concentrando mi atención en la escasa decoración de la fragil cabina .
<< Carga máxima : 40 más 1 persona o 2 600 kilos . >>
<< No fumar >>
<< ¡ Dios mío ! ¿ Resistirian los garfios aquella tensión ? >> El viento del sur seguía golpeandonos , haciendo crujir la L metálica que une el techo del funicular con la gruesa maroma de acero.
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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