A partir de esos momentos , excusándose en un pertinaz dolor de cabeza , nuestro jefe desapareció del foso . Y , tras solicitar permiso para abandonar el campamento , se perdió en la soledad de las ruinas del sector norte de la meseta . Era evidente que necesitaba reflexionar y - ¿ quién podía sospecharlo entonces ? - tomar una crítica decisión .
Eliseo , algunos de los directores y yo intercambiamos una mirada llena de funestos presagios . Pero las labores en la estación siguieron al ritmo acostumbrado .
Antes de retirarnos a descansar , Eliseo y yo fuimos requeridos por el equipo de directores , que nos mostró uno de los documentos : el contenido en el segundo sobre . Procedía del Centro Geológico de Colorado y era la respuesta de los expertos en terremotos a los sismogramas obtenidos en la cima del monte de los Olivos en la imborrable jornada del 7 de abril del año 30 . Tal y como presumía Caballo de Troya , los análisis apuntaban hacia una << estimable explosión subterránea >>, como explicación más verosímil de lo que aparecía en los registros digitales y analógicos . Naturalmente , los sismólogos no habían sido informados del lugar ni la fecha en que fueron captados dichos movimientos telúricos . Por esta razón , los especialistas en sismoligía - aunque fijaban la magnitud de las sacudidas , la posible energía liberadad en la supuesta exploxión y otros parámetros complementarios . hacían incapié en la necesidad de conocer , sobre todo , las coordenadas de la estación sismográfica de la que procedían los misteriosos sismogramas . Con este dato y la datación exacta de los movimientos sismicos - olvido calificado de incomprensible por los mencionados expertos de Colorado -, era posible una consulta a la red de estaciones más cercana , complementando así el estudio . Por supuesto , Caballo de Troya jamás les proporcionaría los informas solicitados y supuestamente << olvidados >>
Para nosotros era más que suficiente la simple ratificación de que estábamos ante una serie de temblores , provocada por una explosión y no por un terremoto común y corriente . A la vista de las ondas longitudinales - del tipo << P >> -, muy claras , y de las que fueron registradas a continuación - superficiales - , más pequeñas y regulares , los sismólogos habían fijado la magnitud de la segunda sacudida entre 6,0 y 6,9 , inclinandose , con ciertas reservas , hacia 6,5 . La energía liberada para esta última magnitud correspondía a 5,6 X 10 `21 ergios . En otras palabras , una detonación equivalente a unos 125 kilotones , con una intensidad , según la escala de Mercalli , de VII , apróximadamente.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Eliseo , algunos de los directores y yo intercambiamos una mirada llena de funestos presagios . Pero las labores en la estación siguieron al ritmo acostumbrado .
Antes de retirarnos a descansar , Eliseo y yo fuimos requeridos por el equipo de directores , que nos mostró uno de los documentos : el contenido en el segundo sobre . Procedía del Centro Geológico de Colorado y era la respuesta de los expertos en terremotos a los sismogramas obtenidos en la cima del monte de los Olivos en la imborrable jornada del 7 de abril del año 30 . Tal y como presumía Caballo de Troya , los análisis apuntaban hacia una << estimable explosión subterránea >>, como explicación más verosímil de lo que aparecía en los registros digitales y analógicos . Naturalmente , los sismólogos no habían sido informados del lugar ni la fecha en que fueron captados dichos movimientos telúricos . Por esta razón , los especialistas en sismoligía - aunque fijaban la magnitud de las sacudidas , la posible energía liberadad en la supuesta exploxión y otros parámetros complementarios . hacían incapié en la necesidad de conocer , sobre todo , las coordenadas de la estación sismográfica de la que procedían los misteriosos sismogramas . Con este dato y la datación exacta de los movimientos sismicos - olvido calificado de incomprensible por los mencionados expertos de Colorado -, era posible una consulta a la red de estaciones más cercana , complementando así el estudio . Por supuesto , Caballo de Troya jamás les proporcionaría los informas solicitados y supuestamente << olvidados >>
Para nosotros era más que suficiente la simple ratificación de que estábamos ante una serie de temblores , provocada por una explosión y no por un terremoto común y corriente . A la vista de las ondas longitudinales - del tipo << P >> -, muy claras , y de las que fueron registradas a continuación - superficiales - , más pequeñas y regulares , los sismólogos habían fijado la magnitud de la segunda sacudida entre 6,0 y 6,9 , inclinandose , con ciertas reservas , hacia 6,5 . La energía liberada para esta última magnitud correspondía a 5,6 X 10 `21 ergios . En otras palabras , una detonación equivalente a unos 125 kilotones , con una intensidad , según la escala de Mercalli , de VII , apróximadamente.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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