En el fondo era muy simple . Simón Pedro , a pesar de sus violentas y encabritadas reaccines , amaba a su Amigo y Señor . Durante muchas horas había sofocado su ardiente deseo de creer en las promesas del Hijo del Hombre . Pero , finalmente , un rayo de luz vino a iluminar su desesperación y , mientras caminaba por el patio , su dormifa fe triunfó .
- No sé cómo fue , Jasón , pero , de pronto , me detuve , apreté los puños y , levantando los ojos hacia las estrellas m grité : << ¡ Creo que ha resucitado de entre los muertos ! ¡ Y voy a decirselo a mis hermanos !>>
Hecha esta aclñaración , volvamos al cenáculo y a la hora ya mencionada : las 20.35 .
Recuerdo que , nada más sentarme , me serví una copa del pastoso vino tinto del Hebrón . Me disponía a levantarla hacia mis labios , cuando un ciclón humano , un terremoto o un poseso - no tengo palabras para describirlo - empujó la doble hoja de la puerta , llenando la cámara con sus gritos , saltos y carcajadas . ¡ Era Pedro ! Nos quedamos sin respiración . Hasta Simón El Zelote , asustado , se incorporó en su divan.
- ¡ He visto al Maestro !
Fue la primera frase que logré entender . El Galileo , con la faz iluminada y sus ojos azules deanzando en las órbitas , corría enloquecido alrededor de la << U >> .
- ¡ Le he visto !
Los apóstoles habían perdido el habla y el color de sus rostros . Santiago Zebedeo , ágil como un felino , al ver irrumpir a Pedro con semejante estruendo y aparato se apresuró a empuñar la espada , convencido de que alguien perseguía al pescador .
Pero Simón , al borde de la locura o del colapso cadíaco , seguía brincanto entre los divanes y , alzando los brazos , repetía a gritos :
- ¡ He visto al Maestro !
Sinceramente , al verle en aquel estado , pensé que me había quedado quedado corto en mi diagnóstico .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
- No sé cómo fue , Jasón , pero , de pronto , me detuve , apreté los puños y , levantando los ojos hacia las estrellas m grité : << ¡ Creo que ha resucitado de entre los muertos ! ¡ Y voy a decirselo a mis hermanos !>>
Hecha esta aclñaración , volvamos al cenáculo y a la hora ya mencionada : las 20.35 .
Recuerdo que , nada más sentarme , me serví una copa del pastoso vino tinto del Hebrón . Me disponía a levantarla hacia mis labios , cuando un ciclón humano , un terremoto o un poseso - no tengo palabras para describirlo - empujó la doble hoja de la puerta , llenando la cámara con sus gritos , saltos y carcajadas . ¡ Era Pedro ! Nos quedamos sin respiración . Hasta Simón El Zelote , asustado , se incorporó en su divan.
- ¡ He visto al Maestro !
Fue la primera frase que logré entender . El Galileo , con la faz iluminada y sus ojos azules deanzando en las órbitas , corría enloquecido alrededor de la << U >> .
- ¡ Le he visto !
Los apóstoles habían perdido el habla y el color de sus rostros . Santiago Zebedeo , ágil como un felino , al ver irrumpir a Pedro con semejante estruendo y aparato se apresuró a empuñar la espada , convencido de que alguien perseguía al pescador .
Pero Simón , al borde de la locura o del colapso cadíaco , seguía brincanto entre los divanes y , alzando los brazos , repetía a gritos :
- ¡ He visto al Maestro !
Sinceramente , al verle en aquel estado , pensé que me había quedado quedado corto en mi diagnóstico .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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