José esbozó una irónica sonrisa .
- Por lo visto , ante el continuo fluir de noticias sobre las apariciones ( no sólo a mujeres , sino también a judíos honestos y a griegos valerosos ) , el miedo se apoderó de la asamblea y más de una ha tenido que correr a su casa para cambiarse de saq ...
La broma no fue bien recibida . Lo peor que podía suceder es que Caifás y sus esbirros se vieran desbordados por su propio terror . En ese caso , los allí reunidos y muchos más podían considerarse hombres muertos . Con razón apunta Juan el Evangelista que << las puertas se hallaban cerradas por miedo a los judíos >>...
- Es preciso - concluyó José - que salgáis de la ciudad . ¡ Y cuanto antes !
Simón Pedro se opuso . Y recordó a sus hermanos las palabras del Maestro en el patio : << Adiós Pedro , hasta que te vea en compañía de tus compañeros . >> Andrés rechazó la sugerencia de su hermano . ¿ Quién podía saber cuándo se llevaría a efecto dicha aparición , << suponiendo - emachó con ritintín - que toso eso sea cierto .
Santiago Zebedeo , Mateo , y Elías se manifestaron conformes con la propuesta de José , alegando que , además , faltaba el << Mellizo >> ( Tomás ) . La justa aclaración confundió al principio a Simón Pedro pero , rehaciéndose , insistió en que no debían moverse del cenáculo . Y en otro de sus clásicos arrebatos , señaló las espadas que descansaban sobre la mesa , jurando por su vida y familia que no volvería a traicionar a su Maestro.
Se puso en pie y con las venas del cuello hinchadas , vociferó :
- ¡ No ! ¡ Nunca jamás ! ... ¡ Nadie me obligará a huir de nuevo !
Juan Zebedeo aplaudió a su fogoso amigo , mientras Andrés , gritando por encima de Pedro , le llamaba visionario y loco de atar .
La disputa se disparó . José y Elías eran incapaces de restablecer la calma y el buen sentido . Y a punto estaban de llegar a las manos cuando , en mitad de aquella trifulca , las llamitas de las seis o siete lámparas de aceite oscilaron violentamente , como tumbadas por u súbito y gélido viento . Y la camara quedó a oscuras .
Despues de << aquello >> , en una furtiva conexión con el módulo , supe que las mechas se habían apagado alrededor de las 21,30 horas ...
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
- Por lo visto , ante el continuo fluir de noticias sobre las apariciones ( no sólo a mujeres , sino también a judíos honestos y a griegos valerosos ) , el miedo se apoderó de la asamblea y más de una ha tenido que correr a su casa para cambiarse de saq ...
La broma no fue bien recibida . Lo peor que podía suceder es que Caifás y sus esbirros se vieran desbordados por su propio terror . En ese caso , los allí reunidos y muchos más podían considerarse hombres muertos . Con razón apunta Juan el Evangelista que << las puertas se hallaban cerradas por miedo a los judíos >>...
- Es preciso - concluyó José - que salgáis de la ciudad . ¡ Y cuanto antes !
Simón Pedro se opuso . Y recordó a sus hermanos las palabras del Maestro en el patio : << Adiós Pedro , hasta que te vea en compañía de tus compañeros . >> Andrés rechazó la sugerencia de su hermano . ¿ Quién podía saber cuándo se llevaría a efecto dicha aparición , << suponiendo - emachó con ritintín - que toso eso sea cierto .
Santiago Zebedeo , Mateo , y Elías se manifestaron conformes con la propuesta de José , alegando que , además , faltaba el << Mellizo >> ( Tomás ) . La justa aclaración confundió al principio a Simón Pedro pero , rehaciéndose , insistió en que no debían moverse del cenáculo . Y en otro de sus clásicos arrebatos , señaló las espadas que descansaban sobre la mesa , jurando por su vida y familia que no volvería a traicionar a su Maestro.
Se puso en pie y con las venas del cuello hinchadas , vociferó :
- ¡ No ! ¡ Nunca jamás ! ... ¡ Nadie me obligará a huir de nuevo !
Juan Zebedeo aplaudió a su fogoso amigo , mientras Andrés , gritando por encima de Pedro , le llamaba visionario y loco de atar .
La disputa se disparó . José y Elías eran incapaces de restablecer la calma y el buen sentido . Y a punto estaban de llegar a las manos cuando , en mitad de aquella trifulca , las llamitas de las seis o siete lámparas de aceite oscilaron violentamente , como tumbadas por u súbito y gélido viento . Y la camara quedó a oscuras .
Despues de << aquello >> , en una furtiva conexión con el módulo , supe que las mechas se habían apagado alrededor de las 21,30 horas ...
Autor : J.J.benitez
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