martes, 7 de julio de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 1 - 9 de abril , domingo ( 5 )

A medio camino me detuve , observándolas sin dejar de mover la cabeza  . Aquel viejo sistema para atraer la atención de las garzas en América parecía bueno . Algunas aletearon inquietas pero la mayoría  siguió impasible  . ( Ignoro si absortas o desconcertadas  - o ambas cosas  a un mismo tiempo - ante aquel pobre estúpido que pretendía hacerse por un palomo más . )
A los diez o quince minutos  , Caballo de Troya entraba en deuda con mi desaparecido y ocurrente abuelo : la palomas , sosegadas , terminaron por aceptarme u olvidarme . ( Porque este detalle nunca lo he tenido muy claro ...)
Y sin dejar de mover la cabeza , con el cañón  de la pluma entre los dientes , me asomé a l fin a la red de metal .
Mi posición , tal y como había sentenciado el hortelano , era privilegiada . Me hallaba a unos ocho o diez metros del final del estrecho sendero que conducía a las escalinatas del sepulcro . La luna iluminaba sobradamente la parte superior de la peña  , así como a los soldados  que montaban guardia  en el filo del mismo callejón  o antesala de la cripta  .
Habían encendido una hoguera  , formando dos grupos  perfectamente diferenciados  y distanciados  entre sí  unos tres o cuatro metros  . Poco a poco fui reconociendo a los centinelas . Los que se reunían alrededor de la fogata eran infantes romanos  . Pero no vi a ningún oficial . El segundo pelotón ,  también de 10 hombres , estaba integrado por levitas . Era curioso : durante más de media hora  , ninguno de los guardianes del Templo se dirigió a sus supuestos compañeros de servicio . O mucho me equivocaba  o se ignoraban mutuamente . Aquella situación era perfectamente verosímil , teniendo en cuenta el odio compartido de ambos pueblos ...
A pesar de mi proximidad , la boca de la cámara  funeraria no era visible desde aquelimprovisado observatorio . Al encontrarme por debajo del nivel del terreno , resultaba  poco menos que imposible divisarla . A lo sumo , e incorporándome hasta el techo del palomar , alcanzaba a ver un trecho de la zona superior de la fachada sepulcral.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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