Destapó la gran vasija y se sirvió una ración de vino . Al llevarlo a los labios su mirada tripezó con la mía . Supongo que no fui el único que detecto la gravedad de su semblante . Al reparar en mi presencia , carraspeó nerviosamente . Algo había sucedido . Algo que yo no debía escuchar . Así , al menos , lo interpreté . Y en silencio me dirigí a la apuntalada puerta principal . Pero la Seóra , ágil y atenta como un leopardo , me salió al paso y reteniéndome por el brazo rompió el embarazoso suspense :
- ¿ Qué ha ocurrido ? - La pregunta , dirigida a Santiago , no obtubo respuesta . Y presionando mi antebrazo con sus dedos reclamó mi atención -: Jasón , ¿ qué pasa ? ¿ Por qué te marchas ?...
No hubiera sabido responderle . Pero tampoco me dio oportunidad . Y aproximándose a su hijo le exigió unaexplicación . Le vi dudar . Aquello me extrañó en Santiago . Su confianza en mí era irrepochable . Bajó los ojos y , al punto , alzándolos de nuevo , fijó en mí su penetrante mirada . Después lo comprendería . Aquel noble corazón trataba de evitarme un disgusto . Pero , presionado por su madre , introdujo la mano izquierda en la faja que ceñía la túnica , rescatando un pequeño trozo de cerámica : una ostraka . Y en silencio se la entregó a María . Ésta la aproximó a la lucerna que presidia la mesa de piedra y tras examinar la breve inscripción garrapateada en la arcilla me miró incrédula . Y negando con la cabeza se la devolvió a su hijo .
- No lo creo .... - fue su comentario .
Intrigado y perplejo asistí entonces a un lacónico e indescifrable diálogo entre ambos .
- ¿ Quien ha podido escribir una cosa así ? clamó furiosa .
- Es su letra ... - replicó el galileo .
- Eso no basta . ¿ Es que no sabe que le aborrece ?
Y María , abortando la tensa situación , le arrebato la ostraka , cediéndomela . Durante algunos segundos todas las miradas fueron a posarse sobre este confuso explorador . A Dios gracias , mi pulso no tembló . Leído el mensaje , sin perder la calma se lo devolví a María . Y supongo que mis ojos hablaron con mayor precisión que mi garganta . Y los de la mijer se iluminaron , radiantes ante la muda confirmación . pero , al escuchar mis palabras , su júbilo se marchitó .
- Es cierto - declaré sin rodeos -. Soy amigo de Poncio ...
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
- ¿ Qué ha ocurrido ? - La pregunta , dirigida a Santiago , no obtubo respuesta . Y presionando mi antebrazo con sus dedos reclamó mi atención -: Jasón , ¿ qué pasa ? ¿ Por qué te marchas ?...
No hubiera sabido responderle . Pero tampoco me dio oportunidad . Y aproximándose a su hijo le exigió unaexplicación . Le vi dudar . Aquello me extrañó en Santiago . Su confianza en mí era irrepochable . Bajó los ojos y , al punto , alzándolos de nuevo , fijó en mí su penetrante mirada . Después lo comprendería . Aquel noble corazón trataba de evitarme un disgusto . Pero , presionado por su madre , introdujo la mano izquierda en la faja que ceñía la túnica , rescatando un pequeño trozo de cerámica : una ostraka . Y en silencio se la entregó a María . Ésta la aproximó a la lucerna que presidia la mesa de piedra y tras examinar la breve inscripción garrapateada en la arcilla me miró incrédula . Y negando con la cabeza se la devolvió a su hijo .
- No lo creo .... - fue su comentario .
Intrigado y perplejo asistí entonces a un lacónico e indescifrable diálogo entre ambos .
- ¿ Quien ha podido escribir una cosa así ? clamó furiosa .
- Es su letra ... - replicó el galileo .
- Eso no basta . ¿ Es que no sabe que le aborrece ?
Y María , abortando la tensa situación , le arrebato la ostraka , cediéndomela . Durante algunos segundos todas las miradas fueron a posarse sobre este confuso explorador . A Dios gracias , mi pulso no tembló . Leído el mensaje , sin perder la calma se lo devolví a María . Y supongo que mis ojos hablaron con mayor precisión que mi garganta . Y los de la mijer se iluminaron , radiantes ante la muda confirmación . pero , al escuchar mis palabras , su júbilo se marchitó .
- Es cierto - declaré sin rodeos -. Soy amigo de Poncio ...
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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