- Y regresaban - subrayó la madre - con los ojos encendidos , admirados de la << precisión >> de Jesús . Y mi Hijo disfrutaba mucho más que sus hermanos .
- Cuando se refería a los perros - recordó Miriam -, mi Hermano se enfadaba . Él tenía uno en la huerta t lo quería . Por eso no aceptaba que se fabricaran amuletos con sus ojos , dientes y lengua . Se ponía frenético ...
El enojo de aquel gran amante de los animales estaba justificado . Entre los supersticiosos judíos existía una creencia generalizada que aseguraba que << colocándose la lengua de un perro debejo del dedo gordo del pie , en el interior del calzado , podía evitarse que los perros ladrasen >> . Otros , con ese mismo fin , confeccionaban amuletos con los ojos de un perro negro y vivo . Incluso , si alguien obtenía los dientes de un perro rabioso que hubiera mordido a un hombre o a una mujer y , una vez atados con cuero , los colgaba de su hombro , << podía pasearse con toda paz entre una manada de perros rabiosos >> . Naturalmente , no todos eran tan incautos ....
Como profesos de matemáticas , Jesús nu fue más allá de lo estrictamente necesario . Tampoco se precisaban grandes acontecimientos para el cotidiano rodar de la vida en una aldea como Nazaret : números , operaciones rutinarias y elementales , pesos y medidas y algo de geometría , básicamente enfocada a la agrimensura o medida de las tierras .
- Era curioso - manifestó Miriam , hablando casi para sí -. Recuerdo muy bien los ojos de Jesús cuando tocábamos el mundo de los números . Se iluminaban . Flotando en ellos el amarillo de la llama ... Todos sabíamos que le entusiasmaban . Pero nunca quiso entrar en honduras . Los llamaba la << secreta correspondencia de su Padre de los cielos >> . ¿ Qué podía querer dedir ?
Guardé silencio , simulando que lo ignoraba . Pero quien esto escribe intuía ya por aquel entonces que el Maestro lo era también en el prodigioso universo de la Kábala . Posiblemente , en aquellos años de juventud , le fueron desvelados los primeros misterios . y con el discurrir del tiempo , esa secreta afición del Hijo del Hombre llegaría a convertirse en una << pasión y fuente de sublimes conocimientos esotéricos >> . Fue una pena - lo he lamentado siempre - no haber conocido e interrogado al enigmático << profesor de matemáticas procedente de Damasco >> que recaló un buen día en la aldea ... Pero , a fin de cuentas , lo que importaba eran los resultados . Y << ésos >> - lozanos y sugerentes - serían descubiertos en el << tercer salto >>
Autor : J.J. Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
- Cuando se refería a los perros - recordó Miriam -, mi Hermano se enfadaba . Él tenía uno en la huerta t lo quería . Por eso no aceptaba que se fabricaran amuletos con sus ojos , dientes y lengua . Se ponía frenético ...
El enojo de aquel gran amante de los animales estaba justificado . Entre los supersticiosos judíos existía una creencia generalizada que aseguraba que << colocándose la lengua de un perro debejo del dedo gordo del pie , en el interior del calzado , podía evitarse que los perros ladrasen >> . Otros , con ese mismo fin , confeccionaban amuletos con los ojos de un perro negro y vivo . Incluso , si alguien obtenía los dientes de un perro rabioso que hubiera mordido a un hombre o a una mujer y , una vez atados con cuero , los colgaba de su hombro , << podía pasearse con toda paz entre una manada de perros rabiosos >> . Naturalmente , no todos eran tan incautos ....
Como profesos de matemáticas , Jesús nu fue más allá de lo estrictamente necesario . Tampoco se precisaban grandes acontecimientos para el cotidiano rodar de la vida en una aldea como Nazaret : números , operaciones rutinarias y elementales , pesos y medidas y algo de geometría , básicamente enfocada a la agrimensura o medida de las tierras .
- Era curioso - manifestó Miriam , hablando casi para sí -. Recuerdo muy bien los ojos de Jesús cuando tocábamos el mundo de los números . Se iluminaban . Flotando en ellos el amarillo de la llama ... Todos sabíamos que le entusiasmaban . Pero nunca quiso entrar en honduras . Los llamaba la << secreta correspondencia de su Padre de los cielos >> . ¿ Qué podía querer dedir ?
Guardé silencio , simulando que lo ignoraba . Pero quien esto escribe intuía ya por aquel entonces que el Maestro lo era también en el prodigioso universo de la Kábala . Posiblemente , en aquellos años de juventud , le fueron desvelados los primeros misterios . y con el discurrir del tiempo , esa secreta afición del Hijo del Hombre llegaría a convertirse en una << pasión y fuente de sublimes conocimientos esotéricos >> . Fue una pena - lo he lamentado siempre - no haber conocido e interrogado al enigmático << profesor de matemáticas procedente de Damasco >> que recaló un buen día en la aldea ... Pero , a fin de cuentas , lo que importaba eran los resultados . Y << ésos >> - lozanos y sugerentes - serían descubiertos en el << tercer salto >>
Autor : J.J. Benitez
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