sábado, 11 de julio de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 2 - El Diario ( 14 )

Los chequeos médicos  , no excesivamente rigurosos  dado lo precario de las  instalaciones  , apenas si llamaron la atención de los médicos  . Yo acusaba  un grado de agotamiento ligeramente superior  al de Eliseo , pero dentro de los  límites  previsibles  en una operación de aquella naturaleza  . Y aunque  mi aspecto físico dejaba bastante que desear- fruto , sin duda , de la tensión y de la falta de sueño  -, los especialistas me despidieron con una amplia sonrisa . En realidad  , y según lo programado por Caballo de Troya  , las pruebas médicas  << en profundidad >> sólo tendrían lugar en la base de Edwards , días más tarde . Ahora al redactar este diario , me estremezco al pensar qué habría sucedido si esos análisis médicos hubieran llegado a practicarse en las fechas previstas inicialmente ... Pero el destino , una vez más , tenía otros planes .
Fue entonces , al quedarme solo en mi habitaciónj del hotel Ramada Shalom , en la discreta zona de Beit Vegan, cuando toda la angustia acumulada en mi corazón empezó a aflorar , hundiéndome en un confuso océano de  sensaciones , recuerdos y sentimientos  . No pidía engañarme a mi mismo . A pesar de mi escepticismo inicial y de todo mi entrenamiento , el contacto con Jesús de nazaret y , sobre todo  , su terrorífica muerte , me habían marcado para siempre  . Yo sabía  que a partir de aquel << encuentro >> con el Maestro de Galilea, nada en mi vida sería  ya igual . Mi condición humana  , mis debilidades  y mis multiples errores no iban a cambiar . Sin embargo , mi forma  de ver la vida y mis sentimientos más íntimosya no fueron como antaño . ¿ Qué me estaba  sucediendo ? ¿ Por qué mi alma  se sentía tan abatida  ? ¿ Por qué  la figura  , las palabras y hasta los silencios  de aquel Hombre me asediaban ? Yo sólo era un explorador  . Un simple observador ... ¿ Por qué toda mi inteligencia y pragmatismo parecían flaquear ?
Durante horas , en el silencio de mi habitación , busqué soluciones  . Traté de razonar conmigo mismo . Fue inútil . En el centro de mi existencia , y para siempre  , se había instalado un nombre : Jesús de Nazaret . Y al descubrirlo lloré deseperadamente . Lloré como nunca  lo había hecho : con miedo  , alegría , rabia , y la amargura del que sabe  que jamás podrá volver a repetir  una experiencia  tan singular . Una vez más me equivocaba...
Un saludo
Un abrazo
Antonio Martinez

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