Los restos de Jesús reposaban finalmente sobre un lecho de piedra de 1,89 metros de largo por 0,93 de ancho . A decir verdad , aquel pilón parecía excavado a la medida del Galileo .
José se apresuró a destapar el cadáver , mientras Nicodemo abría el hatillo de tela , extrayendo en primer lugar dos plumones totalmente blancos que , a primera vista , podrían ser de algún tipo de ave doméstica .
A la luz tambaleante de las teas - reclinadas por José sobre cada una de las esquinas del ara o apoyo de roca - apareció de nuevo ante todos el ensangrentado , sucio y maloliente cuerpo del hasta hacía unas horas majestuoso Hijo del Hombre . Las costras de escrementos habían terminado por secarsesobre la piel de los muslos y piernas , exhalando una fetidez insoportable . Aunque sólo habían transcurridos dos horas desde el instante de su muerte clínica , los pies , con las uñas azuladas , presentaban ya una contractura postmortem , con predominio extensor de los dedos . La rigidez , tal y como me temía , avanzaba ya sin remedio . La cabeza , caida hacia el lado derecho , conservaba abierta la boca , presentando un tinye lívido y un acusado amoratamiento de los labios . El tórax , totalmente relajado , aparecía cubiertopor una mezcla de tierra y sangre reseca , con una miríada de coágulos que no obedecía ya la ley de la gravedad y que despuntaba sobre toda la caja torácica . Observé el hundimiento del epigastrio y , con él , los pliegues del abdomen , especialmente en su mitad inferior .
Pero lo que más me llamó la atención fue la mano derecha . Su dorso y borde cubital se hallaban prácticamente ocultos por una gran mancha de sangre coagulada y los cuatro dedos largos , con una marcada cianosis y unas dimensiones ligeramente superiores a los de la izquierda , que conservaban el referido agarrotamiento en forma de << garra >> . Aquella hiperextensión de los cuatro dedos largos de la mano derecha , en mi opinión , sólo podíaestar originada por alguna de las terrorificas lesiones , en los correspondientes músculos extensores , derivadas de la extracción del clavo y de la segunda perforación del carpo.
La rodilla izquierda seguía doblada y ambos codos , rígidos ya , mantenían los antebrazos en flexión.
Autor :J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
José se apresuró a destapar el cadáver , mientras Nicodemo abría el hatillo de tela , extrayendo en primer lugar dos plumones totalmente blancos que , a primera vista , podrían ser de algún tipo de ave doméstica .
A la luz tambaleante de las teas - reclinadas por José sobre cada una de las esquinas del ara o apoyo de roca - apareció de nuevo ante todos el ensangrentado , sucio y maloliente cuerpo del hasta hacía unas horas majestuoso Hijo del Hombre . Las costras de escrementos habían terminado por secarsesobre la piel de los muslos y piernas , exhalando una fetidez insoportable . Aunque sólo habían transcurridos dos horas desde el instante de su muerte clínica , los pies , con las uñas azuladas , presentaban ya una contractura postmortem , con predominio extensor de los dedos . La rigidez , tal y como me temía , avanzaba ya sin remedio . La cabeza , caida hacia el lado derecho , conservaba abierta la boca , presentando un tinye lívido y un acusado amoratamiento de los labios . El tórax , totalmente relajado , aparecía cubiertopor una mezcla de tierra y sangre reseca , con una miríada de coágulos que no obedecía ya la ley de la gravedad y que despuntaba sobre toda la caja torácica . Observé el hundimiento del epigastrio y , con él , los pliegues del abdomen , especialmente en su mitad inferior .
Pero lo que más me llamó la atención fue la mano derecha . Su dorso y borde cubital se hallaban prácticamente ocultos por una gran mancha de sangre coagulada y los cuatro dedos largos , con una marcada cianosis y unas dimensiones ligeramente superiores a los de la izquierda , que conservaban el referido agarrotamiento en forma de << garra >> . Aquella hiperextensión de los cuatro dedos largos de la mano derecha , en mi opinión , sólo podíaestar originada por alguna de las terrorificas lesiones , en los correspondientes músculos extensores , derivadas de la extracción del clavo y de la segunda perforación del carpo.
La rodilla izquierda seguía doblada y ambos codos , rígidos ya , mantenían los antebrazos en flexión.
Autor :J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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