Hacia la 17,45 horas , Juan , Longino , José y yo saliamos al callejón . El resto fue relativamente cómodo . Mientras el de Arimatea sostenia las hachas , el centurión , sus cuatro soldados y el hortelano procedieron a empujar la roca circular , haciéndola rodar por la profunda ranura hasta que tapó totalmente la pequeña abertura de la fachada . E insisto en lo de << relativamente cómodo >> porque , de no haber sido por la presencia de los seis hombres , no sé cómo se las hubiera ingeniado José y Nicodemo para mover aquella media tonelada ...
El crujido siniestro y escalofriante de la peña , en su último roce con la pared principal del panteón , puso punto final a muchas de las esperanzas de aquellos hombres y mujeres . ¿ Cómo podía suponer en semejantes momentos que dicho cierre del sepulcro no era otra cosa que un corto paréntesis en esta increíble y desconcertante historia ?
Antes de partir hacia Jerusalén , José agradeció la decisiva e inestimable ayuda de los romanos entregando a cada uno de ellos una generosa cantidad de dinero . Creo no equivocarme pero , a partir de aquel viernes , la amistad entre Longino y el de Arimatea germinó firme y sincera .
Al abandonar el huerto , las mujeres , que se habían mantenido alejadas del sepulcro , tal y como especificaba la Ley judía , se unieron al cansino paso de José , manifestando sus dudas sobre la pulcritud desplegada en aquel vertiginoso enterramiento del maestro . Tanto Nicodemo como el anciano coincidieron en las apreciaciones de las hebreas , autorizando a éstas para que , nada más despuntar el domingo , procedieran a un embalsamiento más correcto . Nicodemo, incluso ,les entregó los restos de acíbar y mirra , comentando que , aunque ellos procurarían estar presentes , no olvidasen recortar el pelo y la barba de Jesús , lavarlo esmeradamente y colocar sobre su cuerpo la pluma o la llave , símbolo de su celibato , tal y como se hacía desde tiempo inmemorial.
Frente a la puerta de los Peces , el oficial y sus hombres se despidieron , dirigiéndose nuevamente hacia el Gólgota , con la expresa misión de trasladar los cuerpos de los << zelotas >> a la fosa de la Géhenne.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
El crujido siniestro y escalofriante de la peña , en su último roce con la pared principal del panteón , puso punto final a muchas de las esperanzas de aquellos hombres y mujeres . ¿ Cómo podía suponer en semejantes momentos que dicho cierre del sepulcro no era otra cosa que un corto paréntesis en esta increíble y desconcertante historia ?
Antes de partir hacia Jerusalén , José agradeció la decisiva e inestimable ayuda de los romanos entregando a cada uno de ellos una generosa cantidad de dinero . Creo no equivocarme pero , a partir de aquel viernes , la amistad entre Longino y el de Arimatea germinó firme y sincera .
Al abandonar el huerto , las mujeres , que se habían mantenido alejadas del sepulcro , tal y como especificaba la Ley judía , se unieron al cansino paso de José , manifestando sus dudas sobre la pulcritud desplegada en aquel vertiginoso enterramiento del maestro . Tanto Nicodemo como el anciano coincidieron en las apreciaciones de las hebreas , autorizando a éstas para que , nada más despuntar el domingo , procedieran a un embalsamiento más correcto . Nicodemo, incluso ,les entregó los restos de acíbar y mirra , comentando que , aunque ellos procurarían estar presentes , no olvidasen recortar el pelo y la barba de Jesús , lavarlo esmeradamente y colocar sobre su cuerpo la pluma o la llave , símbolo de su celibato , tal y como se hacía desde tiempo inmemorial.
Frente a la puerta de los Peces , el oficial y sus hombres se despidieron , dirigiéndose nuevamente hacia el Gólgota , con la expresa misión de trasladar los cuerpos de los << zelotas >> a la fosa de la Géhenne.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
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