viernes, 23 de septiembre de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 6 - Primera semana en el Hermón ( 8 )

Eliseo , remontando con dificultad , movió la cabeza afirmativamente y replicó con un amago de sonrisa .
- Eso está mejor ... Y ahora , escuchad . Escuchad los dos ...
Tomó los ánadesm . Se sentó frente a la fogata y , entregando uno de los patos a mi compañero , le sugirió que lo desplumase . Él , con el suyo , hizo otro tanto . Y , mientras limpiaba el cebado << silbón >> , fue a desvelarno algo de especial interés , que aclaró la mente de este confuso y confundido explorador . Algo que tampoco figura en los evangelios y que , no obstante , como digo , despejaba varias e importantes incógnitas relacionadas con la encarnación del Hijo del Hombre . Unas incógnitas que , de haber sido resueltas por los escritores sagrados (?) , habrían evitado mucha confusión e infinitos ríos de tinta ...
Según sus palabras , de acuerdo a los planes divinos , el hecho físico de su experiencia humana se hallaba << limitado >> por una serie de << condiciones >> , absolutamente inviolables . Esas << prohibiciones >> - autoimpuestas por el propio Jesús de Nazaret durante su estancia en el Hermón - resultaban casi de sentido común ...
En primer lugar , el Hombre - Dios no debería dejar escrito alguno . Escritos - entendimos - de su puño y letra . De ningún tipo . Llevaba razón . Si el Maestro hubiera puesto por escrito su doctrina y filosofía , los seguidores , muy probablemente , habrían convertido semejante tesoro en un << artículo >> de veneración y , lo que podía ser más lamentable , en un motivo de permanentes disputas e interpretaciones de todo tipo .
En ese instante se hizo la luz . Miré a mi hermano y , avergonzado , bajó los ojos . Comprendí y , en cierto modo , lo justifiqué . Fue una travesura . Un impulso infantil . Eliseo , saltándose las rigidas normas de Caballo de Troya , escondió la escudilla de madera , deseoso de conservar el pequeño - gran << mensaje >> , con la letra del Maestro . Después de todo , él era el << inventor >> del calificativo ( el << Barbas >> ) que tanta gracia había hecho al Maestro . En cuanto a cómo lo averiguó , después de lo que llevaba visto , ni me lo planteé.
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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