En este segundo enclavamiento , el rabí no levantó siquiera la cabeza . Gruesas gotas de sudor habían empezado a resbalar por las sienes , tropezando aquí y allá con los coágulos . Se limitó a abrir la boca al máximo , emitiendo un ahogado e indescifrable sonido gutural .
- ¿ Que sucede ? - preguntó el centurión al ver como el clavo sobresalía más de 14 centímetros por encima de la muñeca derecha .
El verdugo despegó el brazo y examinó la cóncava superficie del leño . Al pasar las yemas de los dedos sobre la corteza movió la cabeza contrariado . Y dirigiéndose a Longino le explicó que había dado con un nudo .
Sentí cómo me ardían las entrañas .
Sin perder la calma , el verdugo depositó nuevamente la taladrada muñeca sobre el patibulum y sujetando las aristas del clavo entre sus dedos índice y pulgar se dispuso a vencer la resistencia del inoportuno obstáculo con un nuevo golpe .
El impacto fue tan terrorífico que la sección piramidal del clavo se quebró a escasos centímetros de la ensangrentada piel del reo.
El nuevo contratiempo llegó aparejado con una soez imprecación del soldado .
Arrojó el mazo a un lado y ordenó a sus compañeros que sujetaran el antebrazo . Después , aprisionando como pudo el extremo del metal , hizo fuerza , intentando sacar lo que quedaba del clavo . Fue en vano . La punta había conseguido perforar el nudo y el metal se resistió .
Entre nuevas maldiciones , el enojado infante se incorporó. Pisó la zona cúbito - radial de Jesús con su sandalia izquierda y comenzó a remover el clavo , haciéndolo oscilar a un lado y otro . hasta Longino palideció a la vista de aquella nueva masacre . Los bruscos tirones del verdugo buscando la liberación del metal , ensancharon el orificio de la muñeca , desgarrando tejidos e inundando de sangre sus propios dedos , el patibulum y la roca .
Autor J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
- ¿ Que sucede ? - preguntó el centurión al ver como el clavo sobresalía más de 14 centímetros por encima de la muñeca derecha .
El verdugo despegó el brazo y examinó la cóncava superficie del leño . Al pasar las yemas de los dedos sobre la corteza movió la cabeza contrariado . Y dirigiéndose a Longino le explicó que había dado con un nudo .
Sentí cómo me ardían las entrañas .
Sin perder la calma , el verdugo depositó nuevamente la taladrada muñeca sobre el patibulum y sujetando las aristas del clavo entre sus dedos índice y pulgar se dispuso a vencer la resistencia del inoportuno obstáculo con un nuevo golpe .
El impacto fue tan terrorífico que la sección piramidal del clavo se quebró a escasos centímetros de la ensangrentada piel del reo.
El nuevo contratiempo llegó aparejado con una soez imprecación del soldado .
Arrojó el mazo a un lado y ordenó a sus compañeros que sujetaran el antebrazo . Después , aprisionando como pudo el extremo del metal , hizo fuerza , intentando sacar lo que quedaba del clavo . Fue en vano . La punta había conseguido perforar el nudo y el metal se resistió .
Entre nuevas maldiciones , el enojado infante se incorporó. Pisó la zona cúbito - radial de Jesús con su sandalia izquierda y comenzó a remover el clavo , haciéndolo oscilar a un lado y otro . hasta Longino palideció a la vista de aquella nueva masacre . Los bruscos tirones del verdugo buscando la liberación del metal , ensancharon el orificio de la muñeca , desgarrando tejidos e inundando de sangre sus propios dedos , el patibulum y la roca .
Autor J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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