El grueso de los romanos se afanaba en los preparativos del descense de los ajusticiados . Supongo que tratando de salvar toda responsabilidad , el romano cogió un pilum y , sin pensarselo dos veces , picó el costado derecho del Maestro , undiendo la lanza entre 15 y 20 centímetros . Pero el cuerpo del Nazareno , como era de esperar , no experimentó reacción alguna . El soldado , convencido del fallecimiento del reo , trató de retirar el arma . Sin embargo , la punta en flecha del pilum tropezó ose enganchó en los tejidos , reistiendose . Al segundo intento , el costado cedió y el ensangrentado hierro quedó libre . Por la herida , de unos cuatro centímetros y medio de longitud , brotaron mansamente unos 10 centímetros cúbicos de sangre y , a continuación , una pequeña cantidad de un líquido seroso . Al aproximarme y examinar la lanzada noté que había entrado entre la quinta y sexta costillas , con una trayectoria lógicamente ascendente y que , presumiblemente , había traspasado el plano muscular intercostal , las pleuras parietal y visceral , el pulmón y el pericardio , entrando de lleno en la aurícula derecha . esta zona del corazón conserva precisamente una cierta cantidad de sangre líquida , una vez producido el óbito . En mi opinión , ésa fue la sangre que se derramó . El cuanto al << agua >> que dice haber visto Juan el Evangelista , y que surgió inmediatamente detrás del derrame sanguíneo , es muy posible que se tratase del referido licor de carácter seroso que rellena la cavidad virtual existente entre las hojas de cada una de las mencionadas pleuras pulmonares . ( La visceral , como se sabe , se adhiere íntimamente al pulmón y la parietal tapiza las paredes del tórax ; por debajo cubre el pulmón y por debajo , el diafragma , excepto su centro . Por dentro protege la cara mediastínica y por fuera , la cara interna de las costillas . )
Cuando la lanza desgarró estas pleuras , el citado líquido , al variar la presión , terminó por escapar , derramándose inmediatamente detrás de la hemorragia sanguinolenta .
A su manera , Juan había dicho la verdad ....
Pero las afrentas al cuerpo de Cristo no habían concluido.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Cuando la lanza desgarró estas pleuras , el citado líquido , al variar la presión , terminó por escapar , derramándose inmediatamente detrás de la hemorragia sanguinolenta .
A su manera , Juan había dicho la verdad ....
Pero las afrentas al cuerpo de Cristo no habían concluido.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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