El pánicoy el sofocante mareo fueron tales que - a pesar de necesitarlo - no supe o no pude gritar ni pronunciar palabra alguna . Tumbado boca abajo y aferrado a las irregularidades de la roca , sólo fui capaz de formular un pensamiento : ¡ sobrevivir ! Las sucesivas convulsiones del terremoto me golpeaban sin cesar , llegando incluso , a levantarme en vilo a varios centímetros del suelo .
Hoy , despues de la amarga experiencia , recuerdo muy bien cómo las piedras sueltas del peñasco saltaban como pelotas de goma , se desplazaban horizontalmente como proyectiles y chocaban violentamente contra las bases de las cruces y contra mi cuerpo y el del oficial .
Sumergidos en un pavor incontrolable e irracional , aquellos segundos no tuvieron tiempo ni medida . Fueron , sencillamente , eternos . El trueno que parecía nacer de cadacentímetro cuadrado del suelo y la violenta agitación de la naturaleza tuvieron , sin embargo , una duración relativamente corta : 47 segundos , según el instrumental del Módulo . A mi , aquellos 47 segundos se me antojaron siglos ...
Al cabo de ese tiempo , todo volvió a serenarse . Y un silencio de muerte cayó sobre la peña y sus alrededores .
Cuando acerte a levantarme tuve que apoyarme en la << vara de Moisés >> . Ahora era el estómago el que me daba vueltas , con una angustiosa necesidad de arrojar . Un sudor frío llenó mi cuerpo casi simultáneamente . Hoy sé que buena parte de ese malestar era consecuencia del miedo...
Longino permaneció unos instantes de rodillas , con la vista fija en el suelo de la roca , como esperando una tercera sacudida . Pero el sismo no se repetiría .
Al observar cómo el nuevo temblor no terminaba de llegar , el oficial se incorporó , haciéndome un gesto con el brazo para que le siguiera . Creo que jamas he obedecido tan ciegamente a una persona . A los pocos segundos , el centurión y yo , más que correr , volábamos por el callejón del Calvario , saliendo a campo abierto y uniéndonos al pelotón . La casi totalidad de las mujeres se hallaba caída en tierra , gimiendo y profiriendo unos gritos que terminaron de erizarme los vellos .
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Hoy , despues de la amarga experiencia , recuerdo muy bien cómo las piedras sueltas del peñasco saltaban como pelotas de goma , se desplazaban horizontalmente como proyectiles y chocaban violentamente contra las bases de las cruces y contra mi cuerpo y el del oficial .
Sumergidos en un pavor incontrolable e irracional , aquellos segundos no tuvieron tiempo ni medida . Fueron , sencillamente , eternos . El trueno que parecía nacer de cadacentímetro cuadrado del suelo y la violenta agitación de la naturaleza tuvieron , sin embargo , una duración relativamente corta : 47 segundos , según el instrumental del Módulo . A mi , aquellos 47 segundos se me antojaron siglos ...
Al cabo de ese tiempo , todo volvió a serenarse . Y un silencio de muerte cayó sobre la peña y sus alrededores .
Cuando acerte a levantarme tuve que apoyarme en la << vara de Moisés >> . Ahora era el estómago el que me daba vueltas , con una angustiosa necesidad de arrojar . Un sudor frío llenó mi cuerpo casi simultáneamente . Hoy sé que buena parte de ese malestar era consecuencia del miedo...
Longino permaneció unos instantes de rodillas , con la vista fija en el suelo de la roca , como esperando una tercera sacudida . Pero el sismo no se repetiría .
Al observar cómo el nuevo temblor no terminaba de llegar , el oficial se incorporó , haciéndome un gesto con el brazo para que le siguiera . Creo que jamas he obedecido tan ciegamente a una persona . A los pocos segundos , el centurión y yo , más que correr , volábamos por el callejón del Calvario , saliendo a campo abierto y uniéndonos al pelotón . La casi totalidad de las mujeres se hallaba caída en tierra , gimiendo y profiriendo unos gritos que terminaron de erizarme los vellos .
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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