El crujido de la túnica al ser despegada del tronco de Jesús me hizo palidecer .
El mercenario , al comprobar que el tejido se hallaba pegaro a las brechas , no lo dudó . Giró la cabeza y , sonriendo maliciosamente a sus compañeros , fue elevando la túnica con lentitud . El lino fue desgajándose de las heridas , arrastrando grandes plastones de sangre . Enrojecí de ira . Y me aferré a la << vara de Moisés >> hasta casi estrujarla . Unas gruesas gotas de sudor empezaron a rodar por mis sienes y tuve que morder una de las mangas de mi manto para no saltar sobre aquellos sádicos .
Al fin , cuando la túnica estuvo replegada a la altura de la cara del Nazareno , los soldados bajaron los brazos y la cabeza del rabí , retirando su última vestimenta .
Y el Hijo del Hombre quedó totalmente desnudo , ligeramente inclinado y bañado por nuevas hemorragias . Al ver aquella espalda abrasada por los hematomas y desgarros , Longino quedó perplejo . El refinado desencolamiento de la túnica había abierto muchas de las heridas , haciendo estallar otra aparatosa sangría . A pesar de la indudable protección de los mantos y de la túnica , el madero había erosionado la zona superior de la espalda , ulcerando las áreas de la paletilla derecha y la piel situada sobre el paquete muscular izquierdo del << trapecio >> . En estaúltima región observé un abrasamiento de unos nueve por seis centímetros , con bordes irregulares y arrollamiento de la piel , producido posiblemente en alguna de las violentas caídas ( quizá en la segunda , al desplomarse de espaldas en el túnel de la fortaleza Antonia ) .
Los codos se hallaban también prácticamente destruidos por los golpes y caidas . En cuanto al antebrazo izquierdo , la fricción con la corteza del patibulum había deshilachado el plano muscular , con pérdida de sustancia y amplias áreas amoratadas.
Pero la visión más terrorífica la ofrecían los costados . Las patadas habián reventado algunos de los hematomas y masacrado muchas de las fibras musculares vitales en la función respiratoria ..
La sangre corría de nuevo por aquella piltrafa humana , que , al ser desposeída de sus ropas , había empezado a tiritar , acusando los duros embates del viento y del polvo .
La indefensión , abandono y amargura de aquel hombre alcanzaron en aquellos instantes uno de sus puntos culminantes .
Autor :J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
El mercenario , al comprobar que el tejido se hallaba pegaro a las brechas , no lo dudó . Giró la cabeza y , sonriendo maliciosamente a sus compañeros , fue elevando la túnica con lentitud . El lino fue desgajándose de las heridas , arrastrando grandes plastones de sangre . Enrojecí de ira . Y me aferré a la << vara de Moisés >> hasta casi estrujarla . Unas gruesas gotas de sudor empezaron a rodar por mis sienes y tuve que morder una de las mangas de mi manto para no saltar sobre aquellos sádicos .
Al fin , cuando la túnica estuvo replegada a la altura de la cara del Nazareno , los soldados bajaron los brazos y la cabeza del rabí , retirando su última vestimenta .
Y el Hijo del Hombre quedó totalmente desnudo , ligeramente inclinado y bañado por nuevas hemorragias . Al ver aquella espalda abrasada por los hematomas y desgarros , Longino quedó perplejo . El refinado desencolamiento de la túnica había abierto muchas de las heridas , haciendo estallar otra aparatosa sangría . A pesar de la indudable protección de los mantos y de la túnica , el madero había erosionado la zona superior de la espalda , ulcerando las áreas de la paletilla derecha y la piel situada sobre el paquete muscular izquierdo del << trapecio >> . En estaúltima región observé un abrasamiento de unos nueve por seis centímetros , con bordes irregulares y arrollamiento de la piel , producido posiblemente en alguna de las violentas caídas ( quizá en la segunda , al desplomarse de espaldas en el túnel de la fortaleza Antonia ) .
Los codos se hallaban también prácticamente destruidos por los golpes y caidas . En cuanto al antebrazo izquierdo , la fricción con la corteza del patibulum había deshilachado el plano muscular , con pérdida de sustancia y amplias áreas amoratadas.
Pero la visión más terrorífica la ofrecían los costados . Las patadas habián reventado algunos de los hematomas y masacrado muchas de las fibras musculares vitales en la función respiratoria ..
La sangre corría de nuevo por aquella piltrafa humana , que , al ser desposeída de sus ropas , había empezado a tiritar , acusando los duros embates del viento y del polvo .
La indefensión , abandono y amargura de aquel hombre alcanzaron en aquellos instantes uno de sus puntos culminantes .
Autor :J.J.Benitez
Un abrazo
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